El cuerpo sin vida de la venezolana María Karina Rosales Rivera fue encontrado el 12 de mayo de 2012, hace ahora dos años, en una vieja ruina abandonada cerca de Cala Salada, junto a la carretera que enlaza Sant Antoni con Santa Agnès. El cadáver presentaba varios golpes en la cabeza, uno de los cuales le causó una gran brecha. También tenía varios cortes en el cuello, uno de ellos mortal, ya que le segó la tráquea. Karina tenía 38 años de edad y llevaba varios residiendo en la Isla, adonde viajó en busca de un futuro mejor que el que se le ofrecía en su país. Según su familia, en Venezuela hizo la carrera de Ingeniería, pero en Eivissa trabajaba como maquilladora. Poco antes de que un paseante encontrara su cadáver, Karina había concedido una entrevista en una televisión local con el fin de promocionarse como maquilladora artística.
A partir del momento en que se supo del crimen, la Policía Judicial de la Guardia Civil comenzó una investigación que desembocó en la detención, en el mes de julio de ese mismo año, del agente de la Policía Local de Sant Josep Francisco R.R., con quien la venezolana mantenía una relación sentimental que, al parecer, no estaba consolidada. Él, por su parte, siempre ha negado ser el autor del crimen. El próximo 24 de julio Francisco R.R. cumplirá dos años en prisión provisional.
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