Hoy se cumplen 25 años de uno de los asesinatos más violentos que se recuerdan en Balears y que ocurrió en Eivissa del 23 al 24 de agosto de 1989: el crimen de Benimussa. Se trató de la muerte de una pareja alemana y sus dos hijas. Los cadáveres de los cuatro miembros de esta familia aparecieron sepultados bajo una capa de hormigón tras ser torturados por sus asesinos, que nunca fueron detenidos. Desde luego, se trata del mayor acto criminal de la crónica negra ibicenca y un anuncio de que el narcotráfico internacional ya estaba en la isla.
La búsqueda de la familia alemana se inició tras la denuncia interpuesta por una amiga de las víctimas. Los cadáveres de la familia alemana compuesta por Richard Schmitz, de 41 años, su esposa Beate Werner, de 38 y sus hijas Alexandra y Bianca de 4 y 10 años, respectivamente, fueron descubiertos por agentes de la Guardia Civil sepultados junto a unas obras de un edificio anexo a la vivienda principal, en el valle de Benimussa.
A raíz del macabro hallazgo las sospechas se dirigieron en principio sobre dos marroquíes que trabajaban en la obra y que de manera imprevista habían abandonado el lugar con rumbo desconocido. Días después se comprobó que los dos sospechosos no tenían nada que ver con el caso.