Santiago Akoskin, el primer médico que atendió al joven turista británico Luke Thomas Rhoden, que según la autopsia falleció el día 4 por un ataque al corazón tras ser reducido por agentes de la Guardia Civil después de haberse descolgado desde una primera planta del Ibiza Rocks Hotel, culpó ayer a los agentes que lo redujeron de la muerte del joven en una entrevista en el canal Telecinco. «Al policía que lo estaba asfixiando le dije tres veces [que le quitara la porra del cuello] y a la tercera retiró el bastón», dijo el médico en televisión.
Ayer por la tarde Akoskin aseguró a este periódico que un agente puso la porra en el cuello del turista para reducirlo y que por tres veces le advirtió: «Estás asfixiándolo, pero me respondió mal: ‘Yo sé lo que hago'».
Por otra parte, en la investigación interna que está llevando a cabo la Guardia Civil sobre la muerte de Rhoden se está intentando averiguar si el doctor Akoskin cometió una negligencia médica al administrarle al joven dos inyecciones de valium.
El suceso se produjo sobre las diez de la noche en el Ibiza Rocks Hotel, en Sant Antoni. La Guardia Civil explicó que el joven, que tan sólo tenía 25 años de edad, comenzó a causar problemas, a gritar y a correr por las instalaciones del hotel muy afectado por el consumo de algún tipo de droga. Gritaba que le querían matar y se descolgó desde una primera planta, si bien, en apariencia, esto no le produjo heridas graves.
Desde el servicio del 061 explicaron que el joven entró en parada cardiorrespiratoria, por lo que comenzaron a realizar maniobras de recuperación. El equipo médico de la UVI móvil del 061 estuvo cerca de 40 minutos intentado recuperar las constantes vitales de Rhoden, pero sin éxito, y allí mismo se certificó el fallecimiento.
Antes, no obstante, llegó el doctor Santiago Akoskin. «El muchacho, muy fuerte, un poquito agresivo, iba dando patadas a los policías, y los policías trataron de reducirlo; como daba patadas le pusieron unas bridas en los tobillos para que no siguiera dando patadas (…) poco a poco lo sacan de mitad de pista [del Ibiza Rocks Hotel] y lo ponen a un lado de la acera», señaló este médico del ámbito privado que, según explicó en televisión, trabaja «con varios hoteles, haciendo las urgencias».
«En ese momento se pusieron dos, tres, cuatro policías sobre el muchacho; yo llegué, lo examiné y vi que su corazón iba más o menos a 160 pulsaciones por minuto, una frecuencia muy alta para una persona normal; este muchacho es seguro que estaba bajo los efectos de las drogas, le miré las pupilas y estaban muy dilatadas, estaba muy agitado», recordó Akoskin.
«Un paciente que ha tomado drogas es un paciente que podíamos decir psiquiátrico, no es un delincuente como para utilizar tanta fuerza, habrá técnicas para reducir a esa persona [pero] lo esposaron con las manos adelante, podrían haberlo puesto con las manos hacia atrás y ponerlo boca abajo», añadió.
El padre del joven Luke, Norman Rhoden, no cree en la versión de la Guardia Civil, que asegura que su actuación fue «impecable». «Asumo que mi hijo podría haber consumido drogas, pero la cuestión es averiguar si mientras tanto se ejerció una fuerza excesiva que le provocó un ataque al corazón», señaló Norman Rhoden.
«Le puse una dosis en dos inyecciones»
Akoskin explicó ayer que pidió a uno de los agentes que le permitiera poner un tranquilizante a Rhoden cuando lo estaban reduciendo. «Le puse una dosis de diazepán (valium) en dos inyeccoines [una primera de cinco miligramos y la otra de diez], y eso no puede causar una parada cardiorrespiratoria a nadie», explicó el médico, que añadió que «el valium es una sustancia muy inocua». «Yo no he cometido ninguna negligencia», recalcó Akoskin, que explicó que estuvo «siete años haciendo urgencias en Japón y que está especializado en cirugía de tórax. «He dicho dos verdades y ya se están cubriendo las espaldas», añadió.