La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba ha condenado a una pena de 15 años de prisión por delito de asesinato con alevosía y con la atenuante por ingesta de pastillas y alcohol, a Hortensia R.R., la madre del niño de cuatro años que murió ahogado en el río Guadalquivir el 26 de abril de 2013, después de que ella se arrojara con él al agua desde el Puente de Miraflores, en la capital cordobesa.
Así lo han confirmado fuentes de la acusación particular, que avanzan que no prevén recurrir la sentencia, todo ello después de que el tribunal del jurado la declarara el pasado miércoles culpable de asesinato.
De este modo, por unanimidad, los nueve miembros del jurado consideraron que «ha quedado demostrado que la mujer causó la muerte del niño al tirarlo al río», desde el Puente de Miraflores.
Al respecto, la defensa se adhirió a la petición de la fiscal, al calificar los hechos como asesinato, junto con la atenuante por la ingesta de pastillas y alcohol, después de que la acusada reconociera los hechos y las pruebas y declaraciones de los testigos hacen que sea «indiscutible», según manifestó la letrada a los periodistas.
En concreto, la letrada de la defensa, que inicialmente pedía la absolución, informó de que se adhirió a la petición de la fiscal del caso, algo que también hizo la acusación particular, que ejerce el padre biológico del niño, después de que el Ministerio Público haya calificado los hechos como asesinato, pero con la aplicación de la atenuante por la ingesta de pastillas y alcohol, que solicitaba la defensa.
La acusada mostró el lunes pasado su arrepentimiento tras reconocer los hechos, al tiempo que manifestó que estuvo «todo el día consumiendo alcohol» y que tomó «pastillas a lo largo del día». Hortensia, de unos 50 años de edad, defendió ante los miembros del jurado -cinco mujeres y cuatro hombres- que no es «un monstruo», que los hechos sucedieron «porque lo estaba pasando mal, y no sé lo que me pasó», confesó.
Así, aseguró que requería de «una medicación» porque «tenía depresión», situación que, según ella, le «impedía hacer cosas en la vida diaria». Así, relató que el 26 de abril estuvo «todo el día consumiendo alcohol», al tiempo que indicó que tomó «pastillas a lo largo del día».
Por la noche, se dirigió al Puente de Miraflores y llamó al 112, «porque necesitaba ayuda», subrayó la mujer, quien tras un silencio con lágrimas declaró que llamó porque quería quitarse la vida, y acto seguido reconoció, a preguntas de la fiscal, que tiró a su hijo y luego se lanzó ella al río.
«Lo estaba pasando mal»
«Lo estaba pasando mal, una situación angustiosa», manifestó la procesada, quien aseguró que no planeó los hechos, al tiempo que pensaba en aquel momento: «`Qué asco de vida, por qué tenía que estar pasando por esta situación!».
Entretanto, la fiscal en su exposición inicial explicó que «la depresión no le impedía saber lo que hacía», a lo que añadió que «hay pruebas suficientes» de que tiró a su hijo al río «sin posibilidad de defensa», un hecho que calificó de «clarísimo y despreciable al máximo». La Fiscalía pedía en principio una pena de 18 años de prisión por un delito de asesinato con la agravante de parentesco y el pago de una indemnización de 90.000 euros para el progenitor.
Mientras, la acusación particular pedía en su escrito inicial unos 15 años de cárcel por homicidio con la agravante de parentesco y 100.000 euros en materia de responsabilidad civil. Durante su exposición, el abogado destacó que la mujer tiró a su hijo y luego se lanzó ella «con la intención de acabar con su vida».
También, consideró que «todos los hechos están probados», algo a lo que el presidente del tribunal le respondió que «no hay nada probado». El letrado, que ha calificado los hechos como asesinato en sus conclusiones finales, defendió que «nadie ha podido establecer que haya relación de causalidad» entre el consumo de alcohol y pastillas y el paso que dio la mujer.
«Una condena de por vida»
Por su parte, la defensa relató que la mujer «estaba deprimida y no encontraba salida», y cree que las circunstancias que pasaba por «estar desesperada y abandonada», así como el «abuso» de pastillas y alcohol le llevaron a los hechos, y cuestiona «*qué madre en su sano juicio tira a su hijo al río».
En este sentido, la letrada subrayó que Hortensia «quería y amaba a su hijo», de manera que en este caso considera que «tiene una condena de por vida» por la muerte de su hijo y salvarse ella tras tirarse al río, algo que supuso «una salida equivocada» a su situación. La defensa pedía en su calificación inicial la absolución de la acusada, según informó a los periodistas.
Según recoge la calificación del Ministerio Público, sobre las 3,30 horas del día 26 de abril de 2013, la procesada despertó a su compañero de piso y le dijo, «en estado de alteración», que pretendía marcharse con su hijo, aunque él consiguió calmarla y que desistiera de su actitud.
A la mañana siguiente, la mujer se marchó a un centro de salud por encontrarse «nerviosa» y con la intención de que le recetaran las pastillas que tomaba.
Sobre las 20,30 horas, la acusada se tomó «dos o tres cervezas» con el hombre en un bar junto a un parque, así como «diversas pastillas que tenía prescritas». Y a las 21,30 horas, mientras él regresó a su casa, la acusada cogió un autobús en Costa Sol con su hijo de cuatro años y se bajó junto al Puente de Miraflores.
Ambos pasearon por la zona y sobre las 22,20 horas se dirigió hasta el centro del puente «con la intención de terminar con su vida y con la de su hijo», de modo que soltó el bolso en el suelo, se subió a la barandilla y sacó las piernas hacia fuera, según relata el fiscal.
Una vez allí, agrega el Ministerio Público, llamó al teléfono de Emergencias 112 y «manifestó su intención de suicidarse», momento en el que soltó el teléfono y, «aprovechándose de la mayor fortaleza física, así como de la confianza y autoridad que ejercía sobre su hijo, lo cogió por los brazos y lo arrojó al río», tirándose igualmente ella «con la intención de acabar con la vida de ambos».
Posteriormente, la madre fue rescatada por agentes de la Policía Local y del cuerpo de Bomberos, si bien el niño murió ahogado y fue hallado sobre las 23,30 horas entre el Puente Romano y el de San Rafael.
«Depresión severa»
Según el fiscal, la mujer presenta «rasgos de personalidad acusados» y que en el momento de los hechos padecía una «depresión severa» y estaba diagnosticada de abuso de ansiolíticos, si bien considera que estas circunstancias «no influyeron en su capacidad de conocimiento y libre voluntariedad en relación con los hechos».
Igualmente, indica que pese a ingerir diversas pastillas y unas tres cervezas, «no existen datos objetivos que permitan establecer la existencia de una alteración en las bases psicobiológicas de la imputabilidad en el momento de los hechos». La acusada se encuentra en prisión provisional desde el día 28 de abril de 2013.