El Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB) ha condenado al Servicio Balear de Salud (Ib-Salut) a indemnizar con 64.417 euros más intereses a los familiares de un paciente que falleció en marzo de 2010 tras varios diagnósticos equivocados durante cinco años. Sólo dos meses antes de morir los médicos evidenciaron que tenía cáncer de pulmón sin ya posibilidad alguna de operar.
La sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo emplaza así a la Administración balear a abonar 40.685 euros a favor de la mujer del enfermo, 16.952 para su hija y 3.390 para cada uno de los padres de la víctima.
El tribunal recalca cómo el tumor «no apareció milagrosamente» en el momento de ser detectado, sino que «ya estaba» –de acuerdo al dictamen de un especialista aportado a la causa–, y asevera que entre otras pruebas que no se le practicaron al paciente y que se podían haber hecho se encontraban el electrocardiograma, el estudio de las secreciones bronquiales, una broncoscopia o una tomografía, «pero especialmente un TAC, que hubiera mostrado -y hecho ver- cuál era el problema que subyacía».
La demanda, interpuesta después de que la Conselleria de Salud desestimase inicialmente la reclamación de los familiares, se sustentaba así en el hecho de que el fallecimiento se produjo tras diversos errores de diagnóstico por parte del personal sanitario del Hospital de Formentera, al que le imputaban una «mala praxis» médica que ocasionó al paciente «la pérdida de la oportunidad de disponer de un tratamiento curativo o paliativo».
Según la sentencia, el tumor se encontraba en estado «tan avanzado (cuando fue finalmente diagnosticado) que era ya incurable» por no haberse agotado las posibilidades diagnósticas a las que debía haber sido sometido.
El procedimiento contó con el informe desfavorable del Consell Consultiu, que apelaba a desestimar la reclamación de los familiares al aseverar que no fue posible establecer un diagnóstico precoz del cáncer debido a la ausencia de una sintomatología específica. De hecho, consideraba que la asistencia recibida por el paciente «debe calificarse como correcta».