El vestido que llevaba Rosario Porto el día de la muerte de su hija Asunta tenía restos de Lorazepam, principio activo del Orfidal, fármaco que ella tomaba y que la autopsia descubrió en el cuerpo de la niña, según se ha puesto de manifiesto este jueves en el juicio por este crimen.
Los peritos del departamento de Química del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil han aportado este dato en el juicio contra Rosario Porto y su exmarido, Alfonso Basterra, únicos acusados de la muerte de la menor, quienes, según el abogado de la acusada, José Luis Gutiérrez Aranguren, reciben un «trato inhumano» por las horas que pasan en los calabozos del juzgado una vez que concluyen las sesiones y antes de volver a la cárcel de Teixeiro.
Para Gutiérrez Aranguren, defensor de Porto, la presencia de restos de Lorazepam en el vestido azul es un «dato inocuo» puesto que se trata de una prueba recabada «cinco días después» de la muerte de la menor, el 21 de septiembre de 2013, y lo único que muestra es que en fechas muy difíciles, una mujer triste que acaba de perder a su hija, «se limpia» las manos en la ropa después de fumar, beber café o tomar su medicación.
Ha apuntado, asimismo, que el Lorazepam corresponde a un fármaco que Rosario Porto tenía «pautado por un psiquiatra».
En la sesión de este jueves también han declarado otros peritos del departamento de Química del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil y han expuesto que no se puede concluir que el origen de las cuerdas anaranjadas halladas junto al cadáver de Asunta sea la bobina que fue localizada en la casa de Teo donde se cree que murió la niña.
Estos especialistas han apuntado que, pese a que hay coincidencias en «propiedades físicas y composición química», tal conclusión no puede hacerse con una certeza absoluta.
«Vemos que no se distinguen, pero no tenemos evidencias de que tengan un origen común», han remarcado.
Otros peritos pertenecientes a los servicios de identificación de la Guardia Civil que analizaron el portátil de Alfonso Basterra, encontrado en diciembre de 2013, no han podido establecer tampoco en el dispositivo huellas identificables de su propietario y han dicho que el ordenador presentaba un amplio uso.
Dichos expertos han explicado que en este ordenador solo se encontraron cinco huellas, de las que únicamente se ha podido establecer relación con una persona, Asunta Basterra.
Esta huella se encontraba en la «disquetera» interna del ordenador portátil.
Otra de estas huellas se encontró en el disco duro del ordenador, pero no se ha podido establecer conexión de ésta con persona alguna.
La última comparecencia de la sesión de este jueves ha correspondido a cinco peritos del departamento de Ingeniería de Criminalística de la Guardia Civil que analizaron los dispositivos electrónicos de la víctima y de sus progenitores.
Estos expertos han desvelado que Rosario Porto utilizó su ordenador tras ir a interponer la denuncia por la desaparición de su hija a la comisaría.
Este uso se prolongó durante más de una hora y media -entre las 23:56 y la 1:39 horas- pero los peritos no han podido desvelar a qué páginas de internet accedió, ya que esa labor corresponde a la unidad investigadora que prestará declaración en próximos días.
Respecto a los terminales telefónicos, los técnicos no han sido capaces de establecer la geolocalización de los acusados o la víctima en torno al 21 de septiembre.
Al término de la sesión, el abogado de Rosario Porto ha insistido en su denuncia de que los imputados, que llegan desde Teixeiro a Compostela antes de las nueve de la mañana, tengan que permanecer en los calabozos hasta las ocho o las nueve de la noche, aunque la vista oral, como ha ocurrido este jueves, finalice cerca de las dos de la tarde.
Para Aranguren, después de la «presión tan brutal» a la que se ven sometidos en las sesiones, esto supone un «trato inhumano».
Esto se debe a un «problema burocrático que nadie quiere arreglar ni por humanidad», ha dicho el abogado, que recalca que solo pide «dignidad» para ambos.
Este viernes continuarán las testificales con la presencia de los agentes del departamento de Biología del servicio de Criminalística de la Guardia Civil, con la que se cerrará esta tercera semana de juicio.