Marinna Rollins, una veterana de guerra estadounidense licenciada por trastornos psicológicos, fue hallada muerta recientemente en su casa de Carolina del Norte, tras haber protagonizado hace unas semanas una virulenta polémica en las redes sociales, al asesinar a sangre fría a tiros a su perro, según se ha hecho eco The New York Post.
El marido de esta, Jarren Heng, grabó entre risas y botellas de alcohol la escena. El vídeo, compartido en la red, mostraba al can atado a un árbol, antes de que la militar le descerrajara cinco disparos a muy corta distancia. Después enterraron al animal en el mismo bosque donde lo ejecutaron.
El perro había sido entregado a Rollins como parte de su terapia para hacer frente al estrés postraumático por el que fue relevada de su carrera militar.
Como es natural, el vídeo causó una intensa polémica y todo tipo de amenazas y los peores deseos a sus protagonistas, aunque las primeras informaciones apuntarían al suicidio de la joven. Se da la circunstancia, además, que Heng es aún soldado en activo.
Por su acción ambos fueron acusados de maltrato animal, y ella pagó la semana pasada una fianza de 25.000 dólares para ser puesta en libertad a la espera del juicio.