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Oda a la cultura en general y a la ópera en particular

| Eivissa |

Nada más cruzar las puertas de la sala Sa Nostra, situada en el número 17 de la calle Aragón de Vila, inmediatamente el visitante descubre que no verá una exposición al uso. A la izquierda ocho fotografías muestran la ópera La cenerentola (La cenicienta en castellano) del italiano Gioachino Rossini. A la derecha, otras nueve imágenes recogen el trabajo de La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart, y de frente, en medio de la sala y para acabar de sorprender al recién llegado, dos maniquíes visten trajes que portaron los actores de La tosca de Giacomo Puccini y la citada La Flauta Mágica.

No en vano, la exposición 9 anys d'òpera a Eivissa que se inaugura hoy y que se podrá ver hasta el 18 de septiembre está concebida como un homenaje al mundo de la ópera desde un punto de vista local. Así, recoge una colección de imágenes realizadas por el prestigioso fotógrafo Antoni Bofill sobre los montajes operísticos que han organizado durante los últimos nueve años en la isla los directores y escenógrafos Armin Heinemann y Stuart Rudnick y una treintena de trajes diseñados por el propio creador alemán.

Sin embargo, viendo las paredes y el escenario de la sala principal, la muestra se concibe como algo más. Como, según afirmó ayer Armin Heinemann durante la inauguración, «un homenaje a la cultura en general». «Es un resumen de estos nueve años de trabajo de la Asociación de Amigos de la Ópera preparando los montajes Carmen, La bohème, Il signor Bruschino, Tosca, La Traviata, La flauta mágica, La Cenerentola o Rigoletto, pero va más allá, se trata del trabajo por difundir la cultura en esta isla porque siempre defendí que una sociedad sin cultura no es nada por mucho que esté rodeada de lujo, dinero o fama», confirmó el director y creador alemán.

Espectáculares imágenes

En este sentido, en la muestra juegan un papel fundamental las imagenes de Antoni Bofill, fotógrafo con casi seis décadas de trayectoria profesional y 38 años como responsable de las fotografías del Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Su trabajo es espectácular y permite que el espectador de la exposición comprenda la intensa labor que hay tanto delante como detrás de cada puesta en escena. Su dinamismo, su colorido y su nivel de detalle, son impresionantes.

Por ello, no es extraño que el conseller de d'Educació, Patrimoni, Cultura, Esports i Joventut, David Ribas, asegurará ayer que la muestra «es el resultado de un trabajo hecho en equipo por una gente que, sencillamente, estima la ópera».

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