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Sant Antoni en cuarentena por invasión zombi

| Eivissa |

«Una vez más, los guardianes hemos venido a salvar todas las vidas que podamos porque el objetivo de esta noche es sobrevivir», estas eran las palabras de Sebas, líder de los guardianes, ante la multitud de gente que se agrupaba delante del Ayuntamiento nuevo de Sant Antoni, el sábado a las 23:00, para dar comienzo a la segunda edición de Survival Zombi que se celebraba en Eivissa. El municipio invadido de zombis necesitaba restablecer la comunicación para poder declarar la isla en cuarentena.

Claro que para ello los supervivientes tenían que mantenerse vivos hasta el final de la partida –7 de la mañana– habiendo conseguido todos los objetivos de la gymkana, que en esta ocasión se extendía por todo el centro portmanyí. Más de un millar de personas, de las que un 80 por ciento era procedente de la isla, participaron en este Real Game divididos entre la emoción y el terror de ser capturados por los muertos vivientes, que desde el principio desataron el pánico haciendo correr a la multitud en todas las direcciones.

Para algunos era su primera vez y estaban más perdidos, aunque todos llevaban como guía un plano de la ciudad con los puntos que tenían que visitar, marcados en rojo, y por los que había que pasar obligatoriamente para que les sellaran la prueba como superada. Josu contaba que esta era la segunda vez que participaba en este videojuego real. «Estuve en ses Païses pensando que iba a ser una gymkana sencillita, pero desde el principio nos metimos en el papel y nos contagiamos de la adrenalina, tratando de que no nos pillaran hasta el final». Como él explicaba, el reto es hacer todas las pruebas, lo que se consigue mediante estrategia, «el secreto es no hacer ruido, ir con cuidado y pasar desapercibido».

Pero no es fácil escapar cuando los zombis te pisan los talones y sientes su aliento en la nuca, porque sabes que si te agarran ahí mismo te devoran. Una chica principiante se retorcía en el suelo nada más empezar la partida, tras haber sido perseguida y sorprendida por una zombi que la acechaba. Mientras no podía creerse que la partida hubiera terminado tan pronto para ella, no paraba de pedirle perdón a su amiga. Como ella fueron cayendo muchos, que se confiaban o que eran igualmente sorprendidos en algún descuido. «Cuando ves que los supervivientes están metidos en el juego y no vacilan les ayudas en algunas pruebas, porque tampoco puedes matarlos a todos muy pronto», explicaba Fons uno de los actores de la compañía que ya ha participado como zombi en 21 ediciones, aunque reconocía también que la “adrenalina de ser superviviente no te la da el ser zombi».

Tripas

Fons era además el protagonista en una de las pruebas de la gymkana en la que los participantes tenían que subir al ayuntamiento viejo y sacar unas canicas de las tripas de un cadáver lleno de sangre y en una habitación oscura. Era complicado escapar entre los Z –zombis rápidos– y los locos que acechaban por las esquinas a sus asustadas víctimas, llevando el identificativo verde de supervivientes, que terminaban metiéndose solas en la boca del lobo. Una de las trampas estaba localizada en Espai Jove donde si conseguías sortear al zombi guardián de la puerta aún había que esquivar a otra más dentro. Aunque había que armarse de valor también para llegar hasta el final del muelle para conseguir una muestra de sangre y otra de agua marina.  
Y es que, aunque la experiencia sea un grado no es una garantía, y eso bien lo sabe Jaime Gil uno de los supervivientes más expertos que incluso ha perdido la cuenta de las ediciones en las que ha participado, «es interesante conocer a gente que le gusta esto y buscar diferentes maneras de sobrevivir y cooperar. Además, tienes el aliciente de vivir tu propia película donde tú eres el protagonista.

Pero este simulacro, que recrea a la perfección un videojuego, conlleva una preparación previa que implica horas de maquillaje para aquellos que eligen ser desde un principio zombis. Un papel para nada sencillo, pues significa que tienes que pasarte toda la noche y madrugada cazando personas e impidiendo que lleguen con vida al alba. «Normalmente la gente elige ser superviviente desde el principio, pero también nos hemos encontrado con muchos casos que quieren empezar la partida como zombis, o bien porque ya han sido antes supervivientes y quieren experimentar o porque les gusta mucho el maquillaje… Por eso, los participantes eligen qué papel quieren desempeñar al pasar por el chek in», explicaba Elena Morillas, directora del evento.

Aunque, por si acaso, siempre llevan un equipo técnico de actores de la empresa que tienen ya experiencia en transformarse en estas diabólicas criaturas y acuden al evento designados como zombis. «Les caracterizamos en función de la escena que vayan a interpretar, si son para el acting ante los medios tienen maquillaje de primer plano, si son de escenas itinerantes puede ser más sencillo, pero el resultado siempre es escalofriante», explicaba Miguel Ángel. En este set abundaban la sangre, cicatrices y heridas varias para caracterizar a las estrellas de la noche. Primero se prepararon los actores, luego los participantes que querían empezar como zombis –aunque en Eivissa no hubo mucha demanda– y después a lo largo del juego se convirtieron los supervivientes que fueron muriendo y quisieron continuar la partida como zombis. 

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