XIII Fiesta de la Primavera volvió a convertir el CEIP Sant Carles en un parque temático un año más. Lo que comenzó hace trece años como un evento para recaudar dinero, con el fin de adquirir unos ordenadores que necesitaba el centro, se ha convertido ya en una cita anual a la que acuden tanto alumnos de todas las edades -desde preescolar hasta sexto de primaria-, como padres y profesores.
«El primer año surgió como iniciativa de unos padres del Consell escolar y se planteó como una necesidad, pero a partir del éxito que tuvo pensamos que podía ser una manera de recaudar fondos. Luego se hizo extensiva a la dirección del centro, a los maestros, al alumnado y a las instituciones, porque realmente hace falta la colaboración de todos», comentó Merche Ibarrola, directora del centro.
Aunque la realidad es que la fiesta se ha convertido en un acto de relación de familias, en la que se conoce gente con estilos de vida y culturas diferentes, «aquí se entremezcla lo más tradicional de Sant Carles, con los nucleos hippies que quedaron, que están ahora en los mercadillos, y con sectores de extranjeros que residen aquí», añadió. Justamente es el colegio más próximo al famoso mercadillo de Las Dalias, por lo que algunos hijos de los trabajadores estudian en este centro. «Es un colegio que organiza bastantes eventos y la gente participa mucho en ellos», comentó Juanito el propietario de Las Dalias, quien estaba en el evento con su hijo de ocho años, también alumno.
Desde primera hora empezaron ya los preparativos de la fiesta. Comenzaron a llegar los platos fríos, se puso la carne en la brasa y el arreglo de la paella a cocinarse. El bar abrió a las 11:20 y poco después se realizaron las pruebas de sonido, pues las actuaciones se iniciarían a las 12:00, primero con los grupos del colegio y más tarde las clases extraescolares con un teatro en inglés, grupos de música, bingos... Todo ello acompañado de una rifa con varios lotes que proporcionaron los propios padres.
Una jornada dedicada a la convivencia, para estrechar lazos, que además de recaudar fondos para comprar material escolar, también destinó una parte a financiar el viaje de fin de curso de los alumnos de sexto. «Los alumnos de último curso han organizado también unos puestos con manualidades y se encargan de vender dulces para poder conseguir una ayuda para su viaje», explicó Begoña, miembro de la APIMA. Así, varios alumnos de sexto se distribuyeron en grupos para aportar su granito de arena. «El año pasado funcionó muy bien el puesto de pintar las uñas así que repetimos», comentaron Naomi y Maria, quienes explicaron también que el viaje sería el 23 de mayo a Girona.