Fue por casualidad, como pasan casi todas las cosas de la vida, que destinaron a Peligros Saura, profesora de música, a la escuela de Sant Mateu. En aquel entonces la música no era curricular, pero Peligros decidió implantarla como actividad extraescolar. Así empezaron unos talleres musicales los sábados por la tarde con los niños de la escuela. Inicialmente sólo asistían tres niñas, las dos hijas de Peligros y una amiguita. Sin embargo, aquello fue creciendo y llegaron a los 45 niños, algunos de ellos incluso asistían desde otras zonas de la isla.
Al año siguiente se les ocurrió la idea de asistir al Festival de Música de Cámara que se celebraba en Gredos, Ávila, a modo de viaje de estudios. Se llevaron a todos los niños de esta escuela y los que quisieron ir de otros centros y todos ellos participaron. Los estudiantes de música pudieron vivir desde dentro un concierto de semejantes características, un grupo de cámara con todo tipo de instrumentos «y eso a los niños les impactó mucho porque cuando regresaron de aquel viaje todos ellos querían ser músicos profesionales. Fue algo increíble». Absolutamente emocionado recuerda aquella experiencia ahora Toni Tur Cardona, esposo de Peligros y cofundador del que terminaría siendo, poco tiempo después de aquel viaje para asistir al Festival de música de Cámara de Gredos, el Taller de Flauta Dulce Albarca. «Y es que aquel viaje fue el germen; a partir de ahí supimos que teníamos que hacer algo en la isla porque el viaje había sido muy complejo, tuvimos que hacer noche en Madrid y demás, por eso decidimos que en lugar de viajar nosotros, lo mejor sería poder traer a grandes profesores de música a Eivissa para que formaran a nuestros pequeños», revive Tur.
«El Taller de Flauta Dulce Albarca nació porque a Peligros siempre le gustó la música y cuando ella era pequeña la música era un arte al que solo podían acceder las niñas ricas por lo que ella no pudo estudiarla como le hubiera gustado. Entonces fue cuando Peligros dijo: lo que me ha pasado a mí, que no le pase a ningún niño en la isla, yo favoreceré que los niños conozcan la música», explicaba ayer, desde el Taller de Flauta Dulce Albarca de este año, Toni Tur, a la vez que aclaraba que la actividad surgió «para que el niño pudiera ver la música como una forma de crecer y de poder comunicarse y no como una carga de trabajo».
Arrancaron en Sant Mateu, donde dormían en la casa parroquial, realizaban las actividades en la escuela y se duchaban en las instalaciones deportivas del campo de fútbol. Comenzaron con unos 20 niños y al año siguiente, ya en la Cala Sant Vicent, la afluencia fue de más de 60, con lo que algunos tuvieron que compartir cama.
De este modo, Peligros Saura, su marido Toni Tur y sus dos hijas, Laia y Neus formaron el núcleo fuerte de esta actividad musical que en su momento fue pionera en Eivissa. Hoy, 20 años después, se ha producido el relevo generacional y Laia, máster en Educación Musical, es la directora del taller que con su hermana organiza la actividad, aunque todavía con mucha ayuda de Toni.
Atrás quedan estos 20 años de vivencias irrepetibles en los que los fundadores no se quieren olvidar de uno de los profesores, Paco Serrano, con el que contaron durante los primeros años y que su pérdida fue un duro golpe para la familia. O de grandes momentos como la absoluta adaptación de un niño de 17 años con discapacidad mental que terminó formando parte principal de una cantata. O el baile de una niña ciega sobre el escenario ilusionada por participar en las actuaciones. Tantos y tantos recuerdos que continúan gestándose también este verano con la actual edición del Taller de Flauta Dulce Albarca y es que según la familia fundadora, con continuos cambios y mejoras en la docencia musical, caminan «hacia otros 20 más o hasta donde el cuerpo aguante».
Por el momento, y para celebrar la fecha, se han organizado tres conciertos que tendrán lugar en la sala capitular del Ayuntamiento de Eivissa los días 15, 22 y 28 de julio y este mismo día también se celebrará una cena con motivo de los 20 años del Taller de Flauta Dulce Albarca.