Desde 1996 reside en Ibiza disfrutando con la máxima intensidad de una vida que dedica a su gran pasión por la música, a la composición, a la enseñanza y a la divulgación de la música clásica en la isla. Les hablamos de Rafael Cavestany, autor de una prolífica obra creativa que incluye composición sinfónica, coral, religiosa y de cámara, obras para piano, violín y violonchelos solistas, cuartetos de cuerda, tríos, dúos, ciclos de Lieder, un concierto para piano y orquesta, una sinfonía (Simfonía de l'Apocalipsi), obras para conjunto instrumental, pequeñas piezas pedagógicas para principiantes, música incidental, un cuento musical para niños, un ballet y la ópera contemporánea La Donna Luminosa, con libreto de Jorge Castillo, que actualmente se encuentra de promoción para conseguir su estreno en Madrid y en escenarios de Estados Unidos y de varios teatros de Europa.
Hoy nos acercamos a su figura para conocer mejor su persona, sus pensamientos, sus deseos y sus planes de futuro.
—Señor Cavestany, viene usted de saborear las mieles del éxito en el Festival que organiza la Orquestra Simfònica de les Illes Balears. ¿Qué puede contarnos acerca de su participación en dicho evento?
—Bueno, dentro del festival que se está organizando bajo la dirección de Alfredo Oyágüez se está incluyendo un ciclo con obras grandes y con grandes solistas. Alfredo me encargó a mí la única obra contemporánea que se ha metido en el festival, con la idea de que la orquesta tocara algo diferente a todo lo clásico que se está haciendo. Como estoy trabajando ahora con mi ópera decidí hacer para ellos una micro suite, es decir, una pequeña selección del tercer acto de La Donna Luminosa con una duración de 15 minutos.
—¿Está satisfecho con las opiniones que ha recibido de su creación?
—La presenté y se estrenó el sábado pasado en el Aula de Conciertos del Conservatorio Superior de Música. Estoy muy contento porque la obra ha cosechado un gran éxito de público. Dentro del mundo clásico y romántico del programa, mi obra, que es contemporánea aunque también tiene a la vez algo de romántica, ha gustado mucho y ha sido muy bien acogida. Todas las partes que elegí eran partes introductorias a cuando el cantante o la cantante entran en la ópera, así se crea siempre un poco el ambiente de emoción que yo quería que hubiera para esta selección.
—¿De qué trata el argumento de su ópera contemporánea La Donna Luminosa?
—Trata sobre una historia que es muy actual. Es como una especie de tragedia griega que pretende alertarnos de lo que pasa en el mundo hoy día. Hay un personaje principal que es un ser malvado que encarna todo lo malo de la corrupción, de los intereses para lograr el poder máximo y absoluto a toda costa, aunque sea con la violencia y la destrucción. Frente a él, como contraposición, existe una mujer a la que todo el mundo ama porque encarna la bondad y la compasión, que rechaza el poder y la guerra. El poderoso, que la ve como un ser inalcanzable, la engañará y la humillará, lo que hace todos se den cuenta de la situación en la que viven.
—¿Cómo va la promoción de la ópera de cara a su estreno?
—La estamos moviendo para su estreno en Madrid, en Los Ángeles y con algunas óperas y teatros de Europa, pero es bastante complicado. Me dicen que la obra es bastante buena, tiene el reconocimiento de importantes personajes, como Plácido Domingo, que la tiene. Podría saltar la liebre en cualquier momento.
—¿Por qué resulta complicado estrenar obras contemporáneas?
—Estrenar ópera contemporánea hoy día es complicado porque es costoso y los teatros de óperas tienen ya establecidas producciones que vienen de otros teatros a los que les compran todo. Tal cual se ha hecho en Milán, lo traen después a Madrid, y de ahí, a Bruselas, a París o Londres. Hacer producciones nuevas sólo se logra si es con la seguridad de que eso se va a llenar. Estrenar ópera contemporánea es arriesgado porque nadie la conoce y no se sabe el resultado que puede llegar a dar con el público. La cosa está bastante difícil en ese sentido, pero, como compositor, uno nunca debe perder la esperanza.
—¿Qué soluciones ve de cara al futuro para esta cuestión?
—Yo siempre digo que las administraciones públicas, que son como los mecenas de la antigüedad, están ahí para algo, que son las que han de moverse para impulsar y ayudar a la creación propia en la música. Me encantaría que aquí en Ibiza se hicieran más cosas.
—¿Cómo considera que está la situación en Ibiza a este respecto?
—Ibiza, lamentablemente, se ha convertido hoy día en una discoteca. La música electrónica, que yo no llamo música porque no la considero música, sino simplemente ritmos, sin nada más, es lo que triunfa en el bolsillo de todos, unos ritmos por los que la gente se vuelve loca y que da dinero. Como da dinero, eso es lo que se mueve. La música culta de creación realmente no brilla en absoluto o, desgraciadamente, se le da menos importancia.
—¿Qué propondría usted para fomentar más la música culta en la isla?
—Durante muchos años hubo un festival, el Eivissa Clàssica, que duraba tres meses, pero lo suprimieron radicalmente de golpe y porrazo. Es una pena porque se podrían hacer muchas más cosas para impulsar la música culta. Se podría hacer en los meses de temporada baja un concierto cada fin de semana, ya fuera de un solista, de una cantante, un grupo pequeño de música de cámara o de alguna orquesta sinfónica, como la de las Islas Baleares, que hace mucho que no viene a Ibiza, organizar recitales en los distintos espacios que hay, como es el caso del Auditorio de Jesús o en las plazas y parques públicos, por citar algunos ejemplos.
—¿Dónde encuentra en Ibiza la inspiración?
—Está en todos lados, en un pensamiento que te cruza por la mente, en un paisaje o en un paseo junto al mar. La inspiración puede estar en cualquier parte. Nunca he tenido problemas a la hora de ponerme a escribir ni de tener ideas para plasmarlas luego en sonidos a la hora de trasladarlas al papel. A veces tengo hasta demasiadas ideas en la cabeza. Después, cuando consigues escucharlo en un teatro, como yo he tenido ocasión el pasado fin de semana, es algo fantástico para uno mismo, porque es algo que estaba vivo dentro de mí y luego te emocionas cuando ves como cobra vida otra vez ahí, con todos los instrumentos de los músicos. Eso es algo que en el arte sólo lo tiene la música.
—¿Qué retos de futuro se plantea?
—Mi único deseo es componer, componer, estrenar lo que vaya componiendo y vivir en paz aquí en Ibiza.