Willie Márquez, artista por los cuatro costados, lleva desde los 21 años en Ibiza. Es casi un ibicenco más. Sin embargo, no ha podido abandonar su deje, su acento y su cachondeo jerezano. De hecho, hasta su perro, una estrella más en nuestra entrevista, se llama Picha. Una entrevista que por cierto se hace en su maravillosa casa de campo en la zona de Forada, decorada con un encanto y una delicadeza tal que podría salir en una revista.
Allí, este hombre, considerado el artista de los artistas y que posiblemente tiene la caligrafía más famosa del mundo debido a su forma de entender la pintura y la escultura, se revela como un perfecto anfitrión y un gran conversador. Y es que tras vencer su timidez inicial se presta a que le preguntemos de todo, a hacer alguna locura para ser fotografiado por Daniel Espinosa y nos regala una obra de arte para el equipo de Sardinas Negras. Un lujo para los sentidos.
—Muchísimas gracias por traernos a su casa. Parece de un catálogo. Y por presentarnos a su perro Picha. Menuda estrella.
—De nada. Y sí, Picha tiene más gracia que muchas personas. No nos va dejar tranquilos ni un sólo segundo de la entrevista.
—Antes de todo. ¿Por qué Willie y no Willy con y griega?
—El nombre viene de una serie de televisión de policías que veía cuando era pequeño. No me acuerdo del nombre pero sí que un personaje se llamaba Willie. Y de ahí cogí el nombre.
—Es jerezano y casi ibicenco. ¿No echa de menos su tierra?
—Un poco. No se lo voy a negar. Es una tierra preciosa y con mucho arte. Además tengo a mi familia allí y por eso siempre hago al menos una escapada al año.
—¿Y cómo acabó con nosotros?
—Pues cuando tenía 18 años, acompañando a mi exnovia que tenía familia aquí. Me vine de vacaciones y la isla me gustó tanto que decidí que era el lugar para pasar el resto de mis días. Y de aquello ya ha llovido un poco. (Risas).
—Aún así no se le ha quitado el acento ni el sentido del humor. ¿Los gaditanos siempre van con un chiste en la boca o es un topicazo?
—(Risas). Son muy graciosos y tienen mucho arte para todo, sobre todo para afrontar la vida. Pero también hay pesados como en toda España.
—¿A quien le dedicaría una chirigota?
—A mi novio que es ibicenco. A ver si se espabila un poco y conseguimos que se tome la vida con un poco más de humor. (Risas).
—¿Y si le damos a elegir entre unas hierbas ibicencas o un Fino de Jerez?
—Hierbas sin duda. No puedo con el vino. Seguro que esta será la pregunta con una respuesta más fácil de la entrevista. (Risas).
—¿Por qué le dió por ser artista? ¿Se lo iba diciendo a su familia como Concha Velasco?
—(Risas). Pues no tanto pero sí tenía inquietud desde pequeño y la fui desarrollando de forma autodidacta. Luego, di el salto cuando mi exmujer me regaló un caballete, unos lienzos y unos pinceles. Ahí empezó todo.
—Ha trabajado con pintura, poesía, caligrafía, fotografía... podría haber nacido en el Renacimiento... ¿Cómo se define usted?
—Pues sinceramente, a pesar de que he hecho tantas cosas, incluyendo el diseño de discos, creo que me definiría como artista plástico. Pintar es lo que más me gusta.
—¿Es cierto que le llaman el artista de los artistas?
—Eso dicen. (Risas)
—¿Por qué?
—Bueno eso viene de hace muchos años. Durante siete años vivía a caballo entre Ibiza y Madrid, conocí a Ketama cuando grababan su disco Konfusión y colaboré con ellos en su gira de presentación. De ahí me presentaron a Alejandro Sanz, Paz Vega, Rosario Flores, Rafael Amargo... y se ve que les caí bien porque me compraron mis obras e hice muy buenas migas con ellos.
—Y sin exponer en una galería...
—Sí. Nunca he sido muy de marchantes ni galerías y sí de ir por las casas con mis cuadros. Como un vendedor ambulante.
—Allí conoció a Cecilia Sarli, quien escribió de usted algo precioso: «Su alma de poeta incansable e ingenuidad creativa le lleva a lugares mágicos y a ser un artista de las calles. Allí donde su obra vive, es donde su corazón late y se defiende». ¿Son inseparables?
—No sé si tanto pero sí que es una persona de las más especiales que conozco. Me abrió la puerta cuando llegué a casa de Rafael Amargo y enseguida me di cuenta de que su sensibilidad por el arte es especial. La forma en que mira y entiende los cuadros es increíble.
—Hablando de su obra. ¿Qué es para usted la caligrafía? Está muy presente en su trabajo.
—Algo muy importante. Cuando tenía 6 o 7 años era un niño al que le encantaba hacer caligrafía. Llegaba a casa del colegio, me lavaba las manos, me ponía mi pijama y empezaba a escribir. Y así hasta ahora.
—Es un signo distintivo suyo.
—Es cierto. Pero no escribo cosas mías. Lo hago en castellano pero como un juego. Son palabras unidas que se entienden si se leen. Es un juego pictórico muy divertido.
—¿No ha probado con la letra de los músicos? Eso sí que tendría mérito...
—(Risas). Pues no lo descarto. Viendo mi letra cada vez se va pareciendo más.
—¿Cuál es su rotulador preferido?
—Muchos. Uso los que compro en la tienda Arteria de Bellas Artes de mi amigo Tito, en la calle Bartomeu Vicente Ramón de Ibiza. Eso sí, luego siempre es bueno impregnar una capa de protección para que no se borre.
—También ha trabajado con el Toro de Osborne. ¿Hay quien dice que ha hecho más por conservarlo que la propia marca?
—No sé. Todo viene por un proyecto que hice con ellos y con Swarovski. Fue un toro de cuatro por cuatro metros que se expuso en la Casa de América de Madrid y ahora está en el museo que tiene en el Puerto de Santa María.
—¿No hubo mucha presión para trabajar con los cristales? Son muy caros.
—(Risas). Un poco sí. Al final yo hice el proyecto y de la producción se encargaron ellos de forma maravillosa. Eso sí, ya faltan unos 80 cristales porque la gente se hace la foto con él y con la mano por detrás se lleva alguno. Afortunadamente lo tenían ya previsto porque todo eso es algo muy nuestro. Es la forma de ser de los españoles (Risas).
—También ha colaborado mucho con Pacha. ¿Le han llamado los nuevos dueños?
—Bueno yo no trabajé con Pacha directamente sino con Ricardo Urgell, que es muy buen amigo mío. Y gracias a él todos los cuadros del hotel son míos y gracias a él también he hecho muchas cosas en Destino. Y no, de momento no me han llamado. (Risas).
—En Destino ha fusionado arte con gastronomía y flamenco... ¿Usted para en algún momento?
—(Risas). Pues poco. Este invierno pasado cocinamos potaje de garbanzos y por la noche pescaíto frito riquísimo y fue genial porque además de pasármelo muy bien me recordó mucho a mi tierra.
—¿Le gusta bailar flamenco?
—Si pero no valgo. (Risas)
—¿Y no le pueden enseñar? Tiene grandísimos amigos en ese mundo.
—Es cierto. Sobre todo Josemi Carmona. De hecho acabo de volver del espectacular homenaje que le hicieron en vida a Pepe Habichuela en el Circo Price de Madrid. Es como mi padre. Y por eso colaboré haciendo un audiovisual.
—Entonces, ¿para cuando una fusión entre música ibicenca y flamenco?
—Sería genial. A ver si liamos a Josemi Carmona. De momento colaboro con él en su nuevo disco. Él compone y yo pinto. Cada uno a lo que sabe hacer. (Risas)
PEQUEÑA BIOGRAFÍA
Willie Márquez nació en Jerez de la Frontera hace 48 años. Se traslada a Ibiza a los 21 años y aquí reside. Su primer trabajo fue un cuadro para Benetton en el que copiaba el estampado de unas sábanas.
Tiene una larga relación con Pacha ya que ha contribuido con su obra a la decoración de El Hotel y Destino donde además ha realizado acciones donde se fusiona gastronomía y flamenco con arte.
Ha diseñado un toro de Osborne con 2.000 cristales de Swarovski, una colección de diez pequeños toros de un metro de alto por un metro de ancho con más de mil cristales y cien kilos cada uno, y ha vendido obras a artistas como Alejandro Sanz, Rafael Amargo, Paz Vega o Rosario Flores.
Ha colaborado con Ketama, Josemi Carmona y recientemente ha elaborado un audiovisual para el homenaje a Pepe Habichuela.
A FONDO
. UN LIBRO. El principito de Antoine de Saint-Exupéry
. UNA PELÍCULA. Love Actually
. UNA SERIE. Heidi
. UN GRUPO. Josemi Cardona
. UN COLOR. Blanco
. UN PLATO DE COCINA. Berza
. UN DEPORTE. Futbol
. UN VIAJE QUE NUNCA OLVIDARÁ. El que hice a Marrakech, en Marruecos
. UN LUGAR DE LA ISLA DONDE SE PERDERÍA. En mi propia casa
. UNA MANÍA. El orden
. UN DEFECTO. Impaciencia
. UNA VIRTUD. Soy valiente
. UN SUEÑO POR CUMPLIR. Como músico frustrado, tocar algún instrumento, y si puede ser, mejor el piano
. ALGUIEN A QUIEN ADMIRE. A mi pareja, Mariano
. TE HUBIERA ENCANTADO SER... Torero