El presidente estadounidense, Barack Obama, celebró hoy su 53 cumpleaños sin grandes fastos y en la intimidad de la Casa Blanca con su esposa Michelle, y sus dos hijas Malia y Sasha.
«Feliz cumpleaños al hombre que siempre me provoca orgullo. Gracias por tu amistad, honestidad y compasión. Te amaré siempre», dijo su Michelle, en su cuenta de twitter.
En otras ocasiones, Obama había llevado a su esposa a cenar a algún restaurante de Washington para soplar las velas.
Sin embargo, para su 53 cumpleaños, el sexto desde que llegó a la Casa Blanca, ha preferido mantener un perfil bajo.
El fin de semana lo dedicó a jugar al golf con un grupo de amigos cercanos.
Posteriormente, se trasladó por una noche, la del sábado, a la residencia presidencial de Camp David, en Maryland, a las afueras de Washington, para una velada con ellos, sin que trascendiesen detalles.
Durante la jornada de aniversario, la agenda presidencial apenas registraba una reunión con el secretario del Tesoro, Jack Lew, y la oficina de prensa mantenía un hermetismo total sobre las actividades del presidente.
El cumpleaños coincide con las diferentes crisis que enfrenta Obama tanto a nivel exterior, las crecientes tensiones con Rusia y la nueva guerra entre israelíes y palestinos en Gaza, como a nivel interno, con la crisis fronteriza por la avalancha de menores indocumentados que han llegado a la frontera sur de EE.UU. y sus continuas crítica a la inacción del Congreso.
Para mañana, Obama volverá a su habitual agitada agenda diaria, y tiene previsto reuniones privadas con el vicepresidente, Joe Biden, y el secretario de Defensa, Chuck Hagel.
En la tarde, participará en la Cumbre de Líderes Africanos en Washington, a la que asisten 42 jefes de estado y que busca aumentar la inversión empresarial estadounidense en la región, y en el marco de la cual ofrecerá un cena en la Casa Blanca.