El marido de la Infanta Cristina, Iñaki Urdangarín, ha confirmado este jueves su relación con otra mujer al ser preguntado por los periodistas por las fotografías en las que aparece de la mano con una joven en una playa de Bidart (Francia).
Veinticuatro horas después de que salieran a la luz las fotografías de Iñaki Urdangarin paseando de la mano por Vitoria con una mujer que no era la infanta Cristina, el exduque de Palma ha dicho sus primeras palabras sobre este asunto. No ha entrado a responder todas las cuestiones que le lanzaban los reporteros, especialmente las que trataban sobre la posibilidad del divorcio de la hija del Rey emérito, pero sí ha manifestado, mientras caminaba hacia el interior del edificio donde trabaja, que es «un dificultad» a la que ahora tendrá que hacer frente desde la tranquilidad.
En torno a las ocho y cuarto de la mañana, Urdangarin llegaba a su trabajo, en Vitoria, y contestaba así a las preguntas de los periodistas sobre las imágenes que publicó este miércoles la revista Lecturas y en las que se le podía ver paseando de la mano con una mujer, a la que horas más tarde varios medios señalaba como Ainhoa Armentia, una compañera de trabajo: «Son cosas que pasan». Urdangarin ha contestado en la misma línea que este miércoles lo hacía su hijo Pablo, y a preguntas de cómo ha encajado la familia esta situación, Urdangarin ha afirmado que lo abordarán «con la máxima tranquilidad y juntos, como siempre»: «Lo vamos a gestionar de la mejor manera posible», ha añadido.
Urdangarin no ha contestado concretamente a la pregunta de si esta relación con Armentia supone la separación matrimonial con Cristina de Borbón y tras superar la barrera de periodista ha entrado en el edificio. Según los vídeos difundidos por varios medios, minutos después entraba en el mismo lugar, Ainhoa Armentia, quien no ha contestado a ninguna de las preguntas que le lanzaban los reporteros.
Ahora el cargará con la culpa judeo-cristiana de haber sido el traidor. Esto permitirá la recuperación de la infanta exiliada en Suiza, pobre víctima, a la vida publica de la familia real. Imagino que el desaparecerá de los radares a cambio de una vida solucionada. Qué extraño que había paparazzi justo en este momento y que imprudencia la de un marido, figura pública, que pasea cariñosamente con su querida y viene pillado. De pillada nada, esto es la vuelta de la infanta Cristina a su papel institucional. En el Mediterráneo la corrupción se olvida, pero los líos de falda se pagan. Y si no que se acuerden lo que ha pasado con Berlusconi en Italia. 20 años de corruptelas, apartado solo después de sus bunga bunga.