El tenis mundial tiene a otra nueva reina del Abierto de Estados Unidos. Se trata de Serena Williams, «la diosa de ébano», que rompiendo todos los pronósticos venció por 6-3 y 7-6 (7-4) a la suiza Martina Hingis, cabeza de serie número uno.
Williams, de 17 años, en sólo su segunda participación en el Abierto, lograba el título de campeona por primera vez y el primero de Grand Slam en los dos años que lleva en el circuito profesional.
La historia comenzó a escribirse después que Williams, de 17 años, aprovechó la tercera pelota de partido que tenía en el segundo «tie break» que había disputado en el Abierto y logró el gran sueño de su vida cuando el resto de revés de Hingis se fue fuera del campo.
Williams no podía creérselo. Había luchado y superado en una hora y 42 minutos a la número uno del mundo que, con el marcador abajo 4-5 y el servicio en poder de su rival, superó las dos pelotas de partido y se colocó con la ventaja de 6-5 para tener una de set.
Pero enfrente esta vez tuvo a una rival que no tiene la técnica más depurada del circuito, pero que pega a la pelota con una potencia endiablada y nada pudo hacer para contrarrestar su efecto destructivo.
Las estadísticas no dejaron ninguna duda: Williams consiguió 36 golpes ganadores por sólo siete para Hingis, una marca que establece claramente la diferencia de lo que sucedió en la pista central Arthur Ashe.
Las hermanas Williams, campeonas de
dobles
Las hermanas Serena y Venus Williams, quintas cabezas de series, se
proclamaron ayer campeonas de dobles femeninos al vencer en la
final por 4-6, 6-1 y 6-4 a la pareja formada por la francesa Sandra
Testud y la estadounidense Chanda Rubin.
El título del Abierto es el segundo de Grand Slam que consiguen
las hermanas este año después de haber ganado el primero en Roland
Garros.
Una vez más, el potente servicio de Serena, la nueva campeona
individual del Abierto y los cruces perfectos en la red de Venus
fueron la clave del triunfo que las dejó con un premio de 330.000
dólares para repartirse entre ambas.