Roberto Laiseka se acordará durante mucho tiempo del triunfo en la décimo octava jornada de la Vuelta a España de 1999, al conseguir en ella su primer gran y único triunfo como profesional, además del primero de su equipo y por elegir como escenario una de las etapas más temidas por los «primeros espadas», en la que Banesto y en general los españoles tuvieron un protagonismo más que destacado. Ya en los kilómetros iniciales de esta jornada se marcharon en un sexteto los españoles García Casas (Festina), Mauri (Benfica) y Zarrabeitia (ONCE-Deutsche Bank), a los que se unió después Odriozola (Banesto) y aunque hubo muchos tirones e intentos más de españoles a lo largo de la etapa, ellos fueron protagonistas hasta las primeras rampas del temido alto de Abantos.
Ahí ya llegaron por delante los principales candidatos a la victoria final, el líder Ullrich y todos sus rivales, todos ellos españoles, los Roberto Heras, Igor González de Galdeano o José María Jiménez. Ellos eran los que se jugaban la victoria en la Vuelta 99 y Roberto Laiseka supo aprovecharse de esa circunstancia para conseguir el primer triunfo para su equipo.
Cuando la carretera empezó a mirar para arriba se «colocó» en el grupo, espero un despiste, una fatiga de sus rivales y entonces demarró para irse en pos de una primera gran victoria de su historial deportivo y también de su equipo.
Pero con todo el mérito que tuvo el triunfo de Laiseka, la atención estaba fijada en sus compañeros de ascensión, que dudaron a la hora de asestar el golpe definitivo al líder Ullrich y éste supo rehacerse para entrar en meta con apenas unos segundos perdidos.