EFE - Melbourne
Después de un año de crisis, con resaca de los triunfos obtenidos
en 1998 y serias lesiones en algunos casos, el abierto australiano
vuelve a ser el punto de partida. Si la pasada temporada Melbourne
representó la primera ocasión para que un español alcanzase el
puesto de número uno "Àlex Corretja lo tuvo a punto tras alcanzar
la final en el torneo de Sydney" en ésta Melbourne supone una
oportunidad para olvidar el sentimiento de decepción y la
frustración sufrida en los últimos doce meses.
Las buenas actuaciones de los españoles en los torneos de preparación, con los cuartos de final de Alberto Martín en Adelaida, la final de Conchita Martínez en Gold Coast, donde Arantxa llegó también a las semifinales, el excelente trabajo de Corretja en Sydney y de Joan Balcells en Auckland invitan a la esperanza, aunque el Abierto supone siempre un esfuerzo superior.
El tenis español busca en Australia el asalto al único de los cuatro torneos del Grand Slam en el que todavía no figura un ganador individual. Es, con la Copa Davis, la gran asignatura pendiente del tenis nacional.
Hasta hoy sólo tres hombres, Juan Gisbert (1968), Andrés Gimeno (1969) y Carlos Moyá (1997), y dos mujeres Arantxa (1994-95) y Conchita (1998) han llegado a la final, pero en ningún caso tuvieron fortuna. Sólo Arantxa, campeona en dobles (1992-95-96) y en el mixto (1993), conoce el sabor del triunfo allí.
Será un Grand Slam con nueva puntuación, nuevas caras, demasiados lesionados, la Copa Davis a la vuelta de la esquina y un jugador a punto de romper de nuevo la historia, Pete Sampras.
El cambio establecido por el ATP Tour para este año, en el que todos los jugadores parten con cero puntos y están obligados a participar en los cuatro grandes y en los nueve Masters Series, ha abierto la selección. Y algunos de ellos recibirán aquí su primer cero por faltar a la cita, todos por lesión.