El día de la Hispanidad, el 12 de octubre, los aficionados al balonmano mirarán hacia Eivissa. Una decena de días separará las Olimpiadas de Sidney de la Supercopa, que es la primera competición oficial que la Asociación de Clubs Españoles de Balonmano (ASOBAL) organizará tras la resaca del olimpismo.
Efectivamente, el pabellón de Blancadona será la sede del
evento. Un escenario ya conocido para los regidores de la
competición de balonmano nacional.
El gerente de la Liga Asobal, Miguel Roca, no ha garantizado la
presencia de la familia real en el palco de honor, pero sí ha
reconocido que es una posibilidad real, pues «no han faltado nunca
a este trofeo». La supercopa d'Eivissa será una cita ineludible con
la flor y nata no sólo del balonmano europeo, sino también mundial.
Roca, en este sentido y en base a su refutado conocimiento del
balonmano español, ha augurado que «sería deseable una final
Barça-Portland San Antonio, aunque es previsible también la
presencia del Valladolid».
Este aspecto está por decidir ya que actualmente están en curso los play off de la final del Campeonato de Liga ASOBAL donde se perfila como claro favorito el Barcelona.
Roca visitó ayer Eivissa para firmar, junto al alcalde, Xico Tarrés, el conseller de Turisme, Josep Marí Ribas, y el regidor d'Esports, Roque López, un convenio con el Ayuntamiento y el Consell Insular en el que se determinan las competencias en materia de organización y disposición de infraestructuras para el evento deportivo.
El convenio implica el pago de unos cinco millones por parte de Ayuntamiento y Consell en porcentajes «similares», según indicó Marí, aunque el coste se eleva si se tiene en cuenta el esfuerzo municipal e insular en cuanto a medios se refiere.
La ASOBAL se compromete a ceder al Patronato Municipal de Deportes los derechos de organización de la Supercopa 2000/2001 y tiene previsto traer la cancha de juego móvil de PVC y Caucho que se estrenó en la Copa del Rey.