Matthaeus confirma así la versión del motín difundido anteriormente por el periódico deportivo «Kicker», que afirma que pocos días antes del comienzo de la Eurocopa hubo «intentonas golpistas» entre los internacionales alemanes. El líbero alemán sostiene que se negó a sumarse a la tentativa, ya que por un lado quería jugar con sus compañeros y por otro considera que no se puede «asesinar» al seleccionador poco antes de iniciarse una Eurocopa. Las manifestaciones de Matthaeus se producen en plena crisis de identidad en el fútbol alemán, tras la humillante eliminación del conjunto germano en la primera fase del torneo.
Los responsables federativos buscan a un sucesor para Ribbeck, quien dimitió inmediatamente después de la derrota por 3-0 contra Portugal que supuso, además, la despedida de su selección de la Eurocopa. Los preferidos para el cargo son Christoph Daum, entrenador del Bayer Leverkusen, y Ottmar Hitzfeld, el técnico del Bayern de Múnich, pero ambos están supeditados al contrato con sus respectivos clubes. En los días pasados se han barajado soluciones alternativas, como una «doble función» como entrenador de la Bundesliga y seleccionador nacional, pero hasta ahora se habían descartado por considerarse difícilmente viables.
Entre los contrarios a esta fórmula estaba Franz Beckenbauer, vicepresidente de la Federación y presidente del Bayern de Múnich, quien se pronunció a favor de Daum pero en contra de esa dualidad. Ayer, en su columna del popular «Bild», Beckenbauer rebaja su rechazo a ese «parche» de compromiso y escribe: «Si la solución ideal no es factible, hay que acomodarse a la segunda mejor solución. Es decir, que Christoph Daum asuma por un año la selección nacional y siga en el Bayer».