El finlandés Marcus Gronholm (Peugeot) se adjudicó ayer el rally de Nueva Zelanda, octava prueba puntuable para el Mundial, al concluir la última jornada con una ventaja de 14.5 segundos sobre el escocés Colin McRae y 1.18 sobre el español Carlos Sainz, ambos con Ford.
Gronholm resistió en la última jornada el acoso de McRae y se adjudicó su segunda prueba de la temporada tras ganar en Suecia en febrero. Por contra Sainz mantiene su sequía de triunfos desde julio de 1998, precisamente desde que ganó en Nueva Zelanda. La nota positiva de la última jornada para los intereses del piloto madrileño la constituyeron los abandonos del líder del mundial, Richard Burns (Subaru), del actual campeón del mundo, Tommi Makinen (Mitsubishi) y de Juha Kankkunen (Subaru).
Gronholm fue consciente de la importancia de no ceder mucho tiempo en el primer tramo del día (31.2 kilómetros), el más largo, pese a la circunstancia agravante de tener que abrir pista. El finlandés, que inició la jornada con 22.9 segundos de ventaja, consiguió perder menos de diez segundos con respecto a Burns y McRae en esta primera especial y a partir de ahí sufrió lo justo para controlar al escocés.