Luis Figo no es sino la punta del iceberg de un partido que puede tener muchas claves y que, demonizado por el barcelonismo y elevado a los altares futbolísticos por el madridismo, ha estado en el centro de la polémica que se lleva viviendo toda la semana, lo que ha servido para calentar el clásico del fútbol español que tendrá trascendencia en más de medio mundo.
Tanto Lorenzo Serra Ferrer como los jugadores e incluso los directivos barcelonistas se han cansado de advertir que los azulgrana no se miden a Figo, sino que lo hacen contra el líder de la Liga y rival acérrimo, el Real Madrid. El objetivo del Barcelona se centrará en no dispersar los esfuerzos, pero las recomendaciones serán en vano, porque el protagonista previo será Figo, por mucho que Rivaldo esté en racha o que Raúl reclame su cuota.
En lo puramente deportivo, el cuadro de Serra Ferrer no sufrirá muchas variaciones con relación a la alineación formada tanto en San Sebastián como en Milán. Seguramente, sólo se producirá la entrada de Michael Reiziger por el lesionado Emmanuel Petit, quien sufre un síndrome de «confusión general» y deberá descansar.
En el once titular, el técnico mallorquín mantiene la duda de quien será el jugador que se alinee en punta. Alfonso Pérez, uno de los cinco tránsfugas que se han citado mañana en el Camp Nou, ha sido titular ante la Real Sociedad y también frente al Milán. Sin embargo, el lucimiento de Alfonso en Anoeta no se repitió en Milán, en un encuentro mucho más táctico, que también se produciría hoy.
Serra Ferrer buscará que su equipo domine el centro del campo y volverá a dar el protagonismo a Luis Enrique y Rivaldo. El brasileño está en vena anotadora, cinco tantos en dos encuentros, y según su entrenador: «tiene la autoestima muy alta», lo cual supone que «puede destrozar cualquier pizarra».