Àlex Santos (Efe) BARCELONA
El clásico del fútbol español, entre el Barcelona y el Real Madrid,
abandona su ubicación natural en la Liga española y pasa a un
escenario superior, Europa, desde donde el martes en el Camp Nou
cobrará un interés y una expectación desconocidos hasta ahora. Si
bien un Barça-Madrid, o viceversa, nunca deja indiferente a la
comunidad futbolística, el clásico español se sitúa este año en el
lugar más alto que nunca antes había estado: la semifinal de la
Liga de Campeones que ha emparejado a ambos equipos, cuyo primer
partido se celebrará el martes en el estadio barcelonista, y el
segundo se jugará el primero de mayo en el Bernabéu.
El partido de Barcelona llega con dos semanas de rodaje, en las que han participado los protagonistas actuales y los que se enfrentaron también en Europa en 1960, además de la afición, entrenadores y presidentes. Esta será la tercera vez que se enfrenten ambos equipos en la Copa de Europa y, debido al actual formato de competición, en la que España aporta a cuatro equipos, no será previsiblemente la última. Hace dos años Madrid y Barcelona estuvieron a un paso de vivir un pulso en la misma competición, pero en la finalísima de Saint Denis, aunque al final fue el Valencia el que se midió contra el equipo madridista en París.
Fue el primer aviso de lo que a partir de ahora puede ser una tradición. En aquel año, el miedo invadió a las dos aficiones, pues el resultado adverso de una de ellas se entendía que hubiese pesado toda la vida. Por ello, tanto desde Barcelona como desde Madrid se llegó a desear en algunas opiniones extremas, incluso, la derrota propia para evitar en la final al máximo rival. Dos años después, parece que la naturalidad se ha impuesto y empieza a entenderse que el clásico español en versión europea no debe causar ningún trauma, todo lo contrario, pues además de resultar un partido de primera magnitud, el fútbol nacional queda reforzado en el continente. Una clara muestra de que el clásico ha alcanzado la normalidad es que por primera vez las aficiones de ambos equipos se desplazarán a los estadios de sus rivales.
La normativa de la UEFA así lo permite y, por ello, por primera vez unos 2.900 aficionados del Real Madrid identificados como tales estarán en el Camp Nou el martes. Algo similar pasará en el Bernabéu con los 2.500 seguidores del Barça, aunque estos ya han viajado alguna vez a Madrid con motivo de la Copa del Rey. Inicialmente, desde Barcelona se dejó entrever que se apelaría al pacto entre las dos entidades para que no hubiese desplazamiento de seguidores, pero ante la insistencia del Real Madrid amparándose en la norma de la UEFA, los seguidores de esta entidad estarán en el 'templo' barcelonista.