Efe MÚNSTER (ALEMANIA)
El italiano Mario
Cipollini (Acqua&Sapone) hizo buenos los pronósticos y se llevó
el primer esprint del Giro y con ello, gracias a las
bonificaciones, la camiseta de líder que en la salida lucía el
español Juan Carlos Domínguez (Phonak). Cipollini, que logra así su
triunfo de etapa número 35 en el Giro, superó con facilidad en la
llegada masiva al australiano Graeme Brow en un tiempo de 5 horas,
37 minutos y 14 segundos. Ahora Cipollini es primero seguido del
austriaco Mathhias Buxkhofer a 11 segundos, compañero de Domínguez,
que quedaba cortado como consecuencia de una caída en el tramo
final de la carrera.
La llegada fue lo mejor de una jornada que resultó más sosa y tediosa de lo que se esperaba, pues los ataques brillaron por su ausencia. La carrera sólo se animó después del intergiro, a tan sólo 52 kilómetros de la línea de meta. Hasta ese punto fue una especie de marcha cicloturista.
Pocos kilómetros antes del intergiro el italiano Mario Cipollini y sus compañeros no dudaron en imprimir un vertiginoso ritmo en busca de la media docena de segundos de bonificación.
Cipollini, que en la general estaba a 15 de Domínguez, logró su primer objetivo del día al recortar esa diferencia 9 segundos y al mismo tiempo descubrió sus cartas para el tramo final de la etapa: luchar por la victoria que le daría la camiseta de líder.
Los componentes de los tres conjuntos germanos (Telekom, Coast y Gerolsteiner) fueron los más activos en los kilómetros finales, pero Cipollini no perdió en ningún momento su estela, para pasar a un primer plano a falta de unos tres kilómetros para el final.
Hubo una caída masiva a pocos kilómetros de la línea de meta, en la que la peor parte se la llevó el italiano Michele Bartoli, evacuado con posible traumatismo craneal.