La selección nacional de balonmano realizó ayer el último entrenamiento antes del partido de hoy en el Poliesportiu Insular de Blanca Dona. Al término de la sesión, el seleccionador César Argilés aseguró que la selección «no se prepara para una situación tan fácil» como parece ante Austria.
La selección nacional trabajó ayer el desenvolvimiento del equipo en situaciones de golpe franco; ante defensa individual; ante el 5-1 clásico; adaptándose a todos los movimientos. «Ha sido como el repaso general antes de un buen examen», indicó el técnico mallorquín.
Respecto al rival, Argilés comentó que se trata de un equipo «sólido» y del que auguró que «no será un equipo que venga a improvisar». Sin embargo, Argilés comentó que «lo normal» es que la plantilla que dirige Rainer Osmann «juegue su defensa 5-1 "que en la segunda parte del partido de ida «ya les dió buen resultado», comentó el seleccionador" y empleen la alternativa 6-0, con el fin de buscar buenos balones para sus laterales que están muy fuertes. En concreto, Argilés mencionó tanto al zurdo Guido Graf como al júnior Roland Schlinger.
En cuanto a la evolución del equipo frente al ataque alemán, España, según Argilés, «debe luchar el partido y se trata de estar acertados en el lanzamiento y en el trabajo defensivo».
Respecto las afirmaciones sobre el resultado final del partido, es decir, que la selección debe ganar 'de calle', Argilés se mostró conservador y calificó esta actitud de necesaria «por optimista», recordando que en el partido de ida «se vio como Austria recuperaba; yo no lo veo tan claro». En cuanto al resultado final, Argilés dijo que si se produce goleada «bienvenida sea, pero no me preparo para una situación tan fácil». Por su parte, el lateral Iker Romero cree que la selección «tiene un equipo superior a Austria que hay que hacer valer en casa».