Alfonso Gil YOKOHAMA
La selección de Japón, por primera vez en octavos de final del
Mundial, ha hecho salir el sol en el país a pesar de haber empezado
la estación de lluvias y de que un ligero terremoto, de 5'2 grados
en la escala de Ritcher, sacudió ayer la región de Kanto, donde
están las ciudades de Tokio y Yokohama.
La victoria por 2-0 ante Túnez en Osaka ha llevado al equipo nacional japonés a los octavos de final del Mundial, en los que se medirá a Turquía el próximo martes en Miyagi, y supone un bálsamo para el Mundial puesto que la continuidad del equipo anfitrión en el torneo es siempre una buena noticia para sus organizadores.
La clasificación de Japón alivia el mazazo que supuso para el torneo la despedida de Francia y Argentina, al tiempo que mantiene viva la competición entre los japoneses, que el martes volverán a lanzarse a los comercios, como hicieron ayer, para comprar camisetas oficiales de la selección, al módico precio de 120 euros.
La importancia de la clasificación para octavos de final ha quedado reflejada en las declaraciones del presidente de la Federación Japonesa de Fútbol (JFA), Shunichiro Okano, quien afirmó que la selección ha entrado con siete puntos, sin perder un solo partido, y con muchos merecimientos. «Hemos podido agradecer con la clasificación el apoyo que nos han dado los seguidores japoneses. Han sido realmente el jugador número doce, dijo Okano, que dirige el fútbol japonés desde 1998. El triunfo de los japoneses ha llegado en un oscuro día en la costa del Pacífico japonés, en la estación más húmeda del año, que coincide con el final de la primavera y la llegada de días lluviosos y brumosos de esta época en la parte más oriental de Asia.