Jenaro Lorent ULSAN
Raúl González, que continúa recuperándose del estiramiento en el
abductor derecho que sufrió en el partido de octavos de final ante
Irlanda, es la gran preocupación de la selección española y de su
técnico, José Antonio Camacho, que teme que el delantero no llegue
a tiempo para disputar el pase a las semifinales del Mundial, el
próximo sábado ante Corea. La dependencia del conjunto español de
Raúl es casi absoluta y Camacho lo sabe, aunque no lo reconozca
abiertamente, así como el resto de sus compañeros, que son
conscientes de la trascendencia que puede tener una posible
ausencia del madridista. Raúl no se ejercitó con la selección, que
ha variado el programa de ensayos para habituarse a la hora del
partido (15.30 local).
A esa hora los internacionales se entrenaron en el campo anexo al hotel de concentración en Ulsan con un tiempo agradable gracias al ligero viento que suavizó los efectos del implacable sol. Antes, a las 11.30, los futbolistas almorzaron y posteriormente se retiraron a sus habitaciones para descansar algo antes de bajar al campo de ensayo.
En la práctica, a la que acudieron multitud de periodistas coreanos ávidos de información del rival que les ha tocado en suerte, todos los ojos buscaron a Raúl, pero no lo encontraron. El delantero se había quedado en el hotel, lo mismo que el barcelonista Luis Enrique. A los dos les recomendaron guardar reposo mientras recibieron algunos masajes relajantes.
El concurso de Luis Enrique, que sufrió un golpe en un muslo ante los irlandeses, no corre peligro, pero sí el de Raúl, según manifestó el doctor Genaro Borrás en una sala de prensa prácticamente tomada por los periodistas coreanos.
La cercanía del partido y el cansancio acumulado por Raúl durante una larga y tensa campaña en el Real Madrid no permiten ser muy optimistas, aunque seguro que se mantendrá la duda hasta el último momento e, incluso, podría actuar aún cuando no fuese al ciento por ciento de sus posibilidades.