Efe RIO DE JANEIRO-ESTAMBUL
Una explosión de todos los ritmos de la música popular brasileña se
desencadenó en todo el país tras el pitido final de Kim Milton
Nielsen confirmando la clasificación de Brasil a la final de la
Copa del Mundo. Esta incontenible explosión de alegría a lo largo y
a lo ancho del país empezó con el gol marcado por Ronaldo. En Rio
de Janeiro, los fanáticos se concentraron desde temprano en la
calle Alzira Brandao, de Tijuca. En esta calle sus habitantes
instalaron un palco y una pantalla gigante, para que los fanáticos
asistiesen al partido al sonido de la Batería de Salgueiro, una de
las más populares escuelas de samba de la ciudad.
Unas cinco mil personas cantaron y bailaron al término del partido, y mucha gente se vestía con los más pintorescos trajes. Uno de estos participantes, prestó un homenaje a Falcao con una imitación de la Copa Jules Rimet en las manos. El tiempo lluvioso apartó a los hinchas de los bares y restaurantes y otros puntos de concentración, por lo que la mayoría prefirió permanecer en casa.
En Paulista, donde el ídolo Rivaldo fue educado, el músico Dominguinhos, con su sanfona hizo bailar y cantar a la gente desde un palco montado en la principal plaza.
Millones de lágrimas y un profundo silencio se desataron en Turquía segundos después de que Brasil apeara al equipo nacional de la final. Sin embargo, el sentimiento que se abría paso tras las lágrimas fue el orgullo, tras constatar que Turquía, cuyo objetivo era pasar la eliminatoria de octavos, finalmente estará entre las cuatro mejores selecciones.