Efe - PARÍS
El estadounidense Lance Armstrong, manifestó después de ganar su
cuarto Tour consecutivo que no le preocupa hacer historia, sino ser
«el único superviviente del cáncer que ha ganado esta carrera». «No
me preocupa hacer historia, eso lo tendrá que decir el público y la
prensa. Me da lo mismo ganar dos o cuatro Tour, lo importante es
que soy el único superviviente del cáncer que ha ganado esta
competición», dijo el corredor del US Postal, quien dio la vuelta
de honor en los Campos Elíseos de París.
A pesar de que la opinión general de los corredores y directores coincide en que este Tour ha sido «un paseo para Armstrong», el campeón no compartió esa idea: «Puedo asegurar que no ha sido fácil, aunque haya dado esa impresión. Lo que hay que valorar es que yo tengo más experiencia y he contado con un equipo increíble que ha estado conmigo en todo momento», aclaró. «En 1999 estaba muy nervioso porque pensaba que podía perder en cualquier momento. Hoy si me pasa algo sé que puedo contar con mis compañeros. Para mi ganar el Tour es el objetivo de mi vida y nadie se puede imaginar lo que sufriría si perdiera», manifestó Armstrong.
El ciclista texano señaló que del Tour que acaba de concluir se queda «con el recuerdo de las victorias y los buenos momentos pasados con los compañeros», como el ambiente que creaba en el autobús del equipo su compatriota Floyd Landis con la música de ZZ Top. «Los extranjeros del equipo no entendían nada», bromeó. El ciclista tejano, a punto de cumplir los 31 años, refuerza con sus hazañas en la tierra el apellido del ilustre Armstrong que tuvo el privilegio de poner el pie en la luna y su cuarto Tour trae a la memoria una historia similar a la de otro compatriota, pero esta vez ciclista: Greg Lemond.
Greg Lemond también tuvo que superar serios problemas físicos que a punto estuvieron de quitarle la vida. En 1986 ganó el Tour de Francia con el equipo La Vie Claire, un año más tarde un accidente de caza le llenó el cuerpo de perdigones. Tras dos años de ausencia vuelve a la bicicleta y gana el segundo Tour con el modesto equipo belga del ADR y en el 1990 cierra su épica carrera con un nuevo triunfo, esta vez con el Z.