Carlos Domínguez|YOKOHAMA
Las gradas del Estadio Internacional de Yokohama se tiñeron de
blanco ayer durante los 90 minutos de la final de la Copa
Intercontinental jugada entre el Real Madrid y el Olimpia de
Asunción, y que acabó con la victoria del equipo español. La
hinchada japonesa se volcó con el Real Madrid desde el principio y
alentó a sus estrellas, algunas de las cuales pudo ver en la final
del Mundial que se decidió el pasado verano en este mismo
escenario, entre las selecciones de Brasil y Alemania.
La novata afición japonesa comenzó a gritar nada más anunciarse las alineaciones de ambos equipos por la megafonía, aunque ésta logró acallar a los espectadores con atronadores sones de la Heroica de Beethoven, que acompañó la salida al campo de los jugadores en lo que parecía indicar el inicio de una batalla. Avidos por aprender las mañas del fútbol sudamericano y europeo, los seguidores japoneses obsequiaron con ruidosas exclamaciones las jugadas que hacían ambos bandos, pero con especial acento hacia las protagonizadas por los madridistas.
En la cancha, y aunque los uniformes reglamentarios de los españoles y los paraguayos coinciden en ser blancos, sólo el Real Madrid lo lució y sus adversarios tuvieron que vestirse con el de reserva, de camiseta negra con una franja blanca y pantalón negro, al haberlo decidido el lunes la mano de la fortuna en el sorteo. Pero en las gradas abundaron las camisetas blancas con los dorsales 7, 5 y 11 y las bufandas madridistas blancas y lilas, lucidas en su mayoría por japoneses.
Vinieron, aunque en contado número, algunos aficionados de las peñas madridistas del área asiática como Corea y Australia y las japonesas repartidas en otras ciudades del archipiélago. «Es el mejor equipo del mundo y es el que más vemos por la televisión. Y no hablemos de sus figurones», dijo en el descanso un joven de 22 años que se declaró admirador del Luis Figo. Otro japonés metió enseguida baza en la conversación y aseguró que en su opinión había que sacar al autor del primer tanto, Ronaldo, y sustituirlo por Fernando Morientes para que el equipo español volviera a marcar.