Carlos de Torres (Efe)|BURGOS
El venezolano Unai Etxebarría, del Euskaltel Euskadi, sacó provecho
de la escapada buena del día y abrió su palmarés en la Vuelta con
el triunfo en la cuarta etapa entre Santander y Burgos, de 151
kilómetros, en la que Isidro Nozal, del ONCE, tomó el relevo de su
equipo para enfundarse el maillot oro. El equipo vasco sacó
petróleo a su estrategia de colocar a los dos Etxebarría, Unai y
David, en la escapada que se empezó a gestar en el ascenso al
Puerto del Escudo y que se concretó con 8 corredores, en el que se
incrustaron además los españoles Isidro Nozal, Oscar Laguna (Relax)
y José Enrique Gutiérrez (Kelme). Unai, primer venezolano que gana
en la Vuelta, saltó a 15 kilómetros de meta con fuerza y
convencimiento. Nadie le siguió y mientras el resto de corredores
se miraban para ver quien salía a la caza, el hombre de Julián
Gorospe fue abriendo diferencias con una gran galopada que le
permitió presentarse en solitario en Burgos con un tiempo de
3:26:51.
Los ex compañeros de escapada llegaron a meta a 44 segundos del vencedor con David Etxebarría, que es cuarto en la general, a la cabeza celebrando el triunfo de su compañero e Isidro Nozal como nuevo maillot oro, tomando el relevo de su compañero Joaquín Rodríguez, que llegó con el pelotón, encabezado por el alemán Erik Zabel, a 1:34. La escapada del día no se consolidó hasta que faltaban 20 kilómetros para meta, cuando el pelotón dejó de tirar a ritmo de caza. La fuga estaba controlada para llegar al esprint, pero el italiano Petacchi sufrió la jornada con el ascenso al Escudo y luego quedándose cortado en un segundo grupo por efecto del viento y su equipo, que había trabajado para enlazar, decidió guardar fuerzas para otro día. Sin el trabajo del Fassa Bortolo y con la desidia del Telekom de Zabel, el ONCE tenía el trabajo hecho. Por delante iba Nozal directo al maillot oro y en el pelotón el desgaste no era de su incumbencia. Por lo tanto los de delante pudieron trabajar a gusto.
El ONCE pudo continuar una día más con el jersey de líder y su particular sistema de alternancia de poder. Nozal por fin logró su premio después de la decepción de Santander, su tierra de adopción, y el futuro inmediato se le presenta más abierto ante la posibilidad de conservar la prenda dorada algunos días. «En el equipo no hubo ninguna polémica por lo de Santander. Hoy teníamos como misión consentir una escapada y meter a un corredor del equipo para mantener el liderato y hacer trabajar a los demás. Nos han llevado en sillón hasta la meta. Soñaba desde pequeño con este día y ahora espero guardar el maillot unos días, incluso hasta después de la contrarreloj», dijo emocionado Nozal, de 25 años. Nozal ha corrido contrarreloj más largas que la de Zaragoza, pero nunca ha salido a disputarlas. «Nunca he sentido esta presión y no se cómo responderé».