El tenis de elite regresa a la Isla dos años después de la última edición del Mallorca Open. La eliminatoria España-Holanda de cuartos de final de Copa Davis abre el telón mañana con la disputa de los primeros individuales. A falta de que se conozca el orden de los emparejamientos (el sorteo se realiza hoy a las 12.00 horas en un acto con entrada gratuita), los pronósticos sitúan al equipo español como el gran favorito de una serie histórica para el tenis balear ya que coinciden por primera vez dos tenistas mallorquines, Carlos Moyà y Rafael Nadal.
Carlos Moyà se ha empeñado en que 2004 sea el año de la reconquista. Ausente en la final de 2000, cuando España ganó su único título en Copa Davis, el tenista mallorquín siente que el único sueño que le falta por culminar es levantar la Ensaladera. El año pasado se convirtió en el pilar español tras clasificar al equipo para la final (ganó en Málaga el punto decisivo ante Gastón Gaudio) y sumar el punto nacional en las Antípodas, doblegando a Mark Philippoussis sobre hierba.
El inicio del curso fue una locura. Moyà, que se había destapado como la revelación ganando en Chennai y alcanzando la final en Sydney, se lesionó jugando ésta final ante Hewitt y se perdió el Open de Australia y la primera eliminatoria de Copa Davis. Juan Carlos Ferrero tuvo una suerte similar. Jugó gran parte del primer Grand Slam con molestias y terminó causando baja en Brno.
En la República Checa tuvieron que sacar adelante una eliminatoria prácticamente imposible Rafael Nadal, Tommy Robredo y Feliciano López, aunque sabían que su participación en el equipo tenía fecha de caducidad. Carlos Moyà y Juan Carlos Ferrero son indiscutibles y salvo lesión tienen una plaza garantizada. Es por eso que cuando el G-3 hizó pública la convocatoria ni el propio Feliciano se sorprendió.
Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyà son, a priori, los responsables de jugar los individuales y Rafael Nadal y Tommy Robredo son los encargados de disputar el dobles. Es una teoría que en el caso de la eliminatoria ante Holanda puede tener matices. Hay dos cosas que están muy claras. Carlos Moyà jugará los individuales y Rafael Nadal y Tommy Robredo se encargarán del dobles. Sobre el otro puesto del equipo se mantienen las dudas. Juan Carlos Ferrero sería la apuesta lógica. A finales del año pasado fue el número uno y está considerado como el mejor jugador del mundo sobre tierra batida, pero se ha perdido los Másters Series de Indian Wells y Cayo Vizcaíno por la varicela y llega a Palma falto de partidos.
Preocupa que el valenciano pudiera sufrir un bajón físico si el partido se alargara. Este hecho, unido al buen estado que atraviesa Rafael Nadal, ha disparado las hipótesis. El manacorí ha mejorado todas las facetas de su juego y llega en un estado de forma impresionante. Arrolló al número uno del mundo en Miami y esta semana, como todas, está entrenando a un ritmo alucinante.
Sea cual sea la decisión de los capitanes, España parte como favorita ante Holanda, a pesar de que el equipo rival cuenta con dos tenistas muy peligrosos. Martin Verkerk es la principal referencia del bloque holandés. El curso pasado protagonizó una temporada sensacional, que tuvo su mejor momento en Roland Garros. En el Grand Slam francés Verkerk se deshizo de Carlos Moyà en los cuartos de final en un partido épico que se resolvió en el quinto set y terminó alcanzando la final que ganó Juan Carlos Ferrero.
No es la única pieza importante del equipo holandés. Sjeng Schalken lleva muchos años en los puestos importantes de la clasificación ATP y ha ganado en varias ocasiones a Carlos Moyà sobre tierra batida.
El dobles parece que lo disputarán Raemon Sluiter y John Van Luttom, aunque Martin Verkerk o Sjeng Schalken podrían tener entrada. Sjeng Schalken acostumbra a disputar los torneos de dobles y en esta modalidad se ha erigido como un buen especialista. Martin Verkerk también ha estado jugando los dobles durante todo el año y podría entrar en la pareja holandesa, aunque todo depende de cómo se encuentre la serie. Pocos físicos pueden aguantar jugar tres partidos consecutivos de Copa Davis, especialmente si la eliminatoria se disputa sobre una superficie tan exigente como es la tierra batida.