Felipe Recuero|BURGOS
El italiano Alessandro Petacchi (Fassa Bortolo) hizo buenos los
pronósticos y su potente golpe de riñón para imponerse en la
primera llegada masiva de la Vuelta a España y que ahora tiene como
líder, debido a las bonificaciones, al holandés Max van Heewswijk
(Us Postal) tomando el relevo de su compañero Floyd Landis. La
segunda etapa, que unió las ciudades de León y Burgos, de 207
kilómetros, no deparó ninguna sorpresa y el italiano Petacchi,
considerado como el ciclista más veloz de los últimos años, remató,
en un largo esprint, perfectamente elaborado por sus compañeros, la
faena, al cruzar primero la línea de meta, lo que supone su octava
victoria en sus diferentes participaciones en la Vuelta. Petacchi,
que tuvo que echar pie a tierra debido a una caída masiva,
afortunadamente sin mayores consecuencias, invirtió en el viaje 5
horas, 2 minutos y 4 segundos. Tras él, prácticamente los de
siempre, el alemán Erik Zabel y el español Oscar Freire, que tuvo
que hacer un quiebro en los metros finales en su intento de ganar
posiciones.
Ahora la general pasa a estar comandada por el holandés Max van Heeswijk, seguidos de sus compañeros de equipo, el luxemburgués Benoit Joachim y el estadounidense Floyd Landis, líder en la salida, pero que debido a las bonificaciones tuvo que ceder el jersey oro a su colega. Al margen de ese intercambio de camisetas los favoritos para el podio final llegaron en el mismo grupo y por ello no hay cambios en su clasificación particular. La jornada, la más larga de la presente edición con 207 kilómetros, tuvo un comienzo bastante tranquilo, a pesar de los nervios debido al viento racheado que hizo acto de presencia en esos comienzos y por aquello de que las fuerzas están intactas. Esa tranquilidad se rompía hacía el kilómetro 40 y fue como consecuencia de un tirón del italiano Mariano Piccoli al que se le unieron media docena de corredores. Una fuga que no fue a ninguna parte debido al ritmo de caza que puso el equipo CV Kelme.
El sosiego volvió al grupo y fue tal que se produjo una caída masiva, afortunadamente sin mayores consecuencias, aunque si sirvió para romper ese ritmo tedioso y una especie de rampa de lanzamiento para que se escapasen el español Ricardo Serrano (Cafés Baque) y el holandés Bram Tankink (Quick Step). El buen entendimiento entre los dos escapados les llevó a abrir un hueco de casi siete minutos, en el kilómetro 105. El viento se incorporó a la carrera y con ello el nerviosismo lo que hizo que el pelotón se rompiera en dos. En el primero entraba el flamante líder Landis entre otros; mientras que en el segundo el que más trabajaba era Joseba Beloki, trabajo que tuvo su fruto en kilómetro 132, al fusionarse de nuevo. Los fugados comenzaban a acusar el cansancio y a ceder con mayor celeridad los muchos segundos que llegaron a tener para ser neutralizados, a falta de unos 20 kilómetros para el final.