Francisco Àvila|BARCELONA
En Barcelona se intuye que el equipo construido por Frank Rijkaard
dará que hablar este año. Se adivina que los azulgranas, plagados
de jugadores de indudable calidad con deseos de aumentar su
palmarés, pueden hacer «algo grande», pero pocos se atreven a
decirlo en voz alta. Todos los indicios apuntan en este sentido. El
Barcelona, después de un quinquenio de travesía por el desierto, ha
construido un equipo con todas las garantías, mientras que los
rivales en la Liga parecen estar en un escalón inferior. El cambio
de tendencia se comprobó en el partido ante el Madrid. El mejor
Barcelona, un equipo con recursos y en pleno crecimiento, ante un
rival que parece haber tocado fondo y que precisa una renovación
para volver a ser el que era. Salvo profundidad de banquillo, a
causa de las tres lesiones graves sufridas por Gabri, Edmilson y
Motta, el nuevo Barcelona lo tiene todo. Aúna calidad, fortaleza
física, disciplina y un componente que es determinante al más alto
nivel: necesidad de títulos.
Lo cierto es que los azulgranas van embalados en la Liga. Una derrota y nueve victorias en doce partidos, pero sobre todo la sensación de superioridad mostrada en todos sus encuentros, incluso cuando perdieron en Milán, ante el Gramenet o contra el Betis. Rijkaard ha sabido ajustar las piezas con precisión. Ha tenido el acierto de saber leer las necesidades de su equipo, de modificar sus planteamientos cuando las lesiones han asolado al Barcelona y de dar oportunidades para todos. Ha apostado por la cantera y mostrado las posibilidades de los nuevos jugadores del Mini Estadi. Ha dado la alternativa a Leo Messi con 17 años, confiado en Damià Abella, un fornido delantero de 22 años que utiliza como lateral derecho, y dado todo el crédito a Andrés Iniesta, quien es el jugador número doce del equipo y ha renovado su contrato hasta 2010.
Porque Carles Puyol, Víctor Valdés, Xavi y Oleguer, también nacidos en La Masía, ya son realidades y titulares sin discusión. El equipo técnico también ha acertado con los fichajes. El camerunés Samuel Eto'o, protagonista del culebrón del verano con su pase del Mallorca al Barcelona, bajo la supervisión del Real Madrid, es el máximo goleador del campeonato y compite con Anderson da Souza Deco por la vitola del mejor fichaje barcelonista de esta temporada. Juliano Belleti ha demostrado sus cualidades desde la banda derecha, donde coincide con Ludovic Giuly; Henrik Larsson explota al máximo sus cualidades y sólo José Gomes Edmilson, lesionado de gravedad y baja durante prácticamente toda la temporada, no ha podido concretar todo lo bueno que apuntaba. Si a todos estos ingredientes se les suma el estado de gracia de Xavi Hernández, el jugador español que más ha progresado en el último año, y la incontestable calidad y liderazgo de Ronaldinho, se puede tener una idea del potencial de este Barcelona.