Carlos de Torres |PUERTOLLANO
El italiano Alessandro Petacchi, del Fassa Bortolo, hizo honor a su
condición de mejor esprinter del mundo e impuso su ley
adjudicándose la tercera etapa de la Vuelta, disputada entre
Córdoba y Puertollano, la más corta, con 153 kilómetros, en la que
el australiano Bradley McGee conservó el maillot oro.
Petacchi, de 31 años, volvió a ser el más rápido después de su ausencia en el Tour de Francia y demostró que su preparación para intentar el asalto al maillot 'arco-iris' en el Mundial de Madrid marcha viento en popa. En la primera oportunidad fue muy superior a sus grandes rivales, el alemán Erik Zabel, el belga Tom Boonen y el noruego Thor Hushovd, que hubieron de ceder ante el poderío del ciclista de La Spezia, quien marcó un tiempo de 3h.48.40.
El calor fue un enorme castigo para los corredores a lo largo de todo el viaje, con temperaturas superiores a los 40 grados, pero no un obstáculo para que Petacchi alcanzara su primera victoria en la presente edición y la número 13 de la Vuelta.
La etapa que cubrió la transición entre Andalucía y La Mancha hasta llegar al final inédito de Puertollano, cumplió el guión marcado, incluso con el pronóstico y no varió la clasificación general, en la que el australiano Bradley McGee se hizo fuerte con la prenda dorada. Juan Antonio Flecha (Fassa), tercero, figura como primer español, con el italiano Bertagnolli en la segunda plaza. Pocos fueron los valientes que desafiaron al fuego que incidía a plomo en el asfalto. Muchos intentos al principio pero sin resultados. Hubo que esperar a que uno de los guerrilleros del Comunidad Valenciana, Javier Pascual Rodríguez, se lanzara en el kilómetro 70 a una expedición en solitario. El corredor leonés animó la carrera. Se convirtió en una especie de Quijote por las llanuras de la provincia de Ciudad Real. Abrió hueco, hasta 4 minutos de renta máxima, pero los equipos de los esprinters no iban a conceder otro día al azar. Así, el equipo del líder, la Francaise, el Quick Step de Boonen y el Credit de Hushovd se dedicaron a reducir las intenciones del aventurero.