CIUDAD REAL | 37 |
MAGDEBURGO | 28 |
CIUDAD REAL: Hombrados; Kallman (2), Pajovic (3), Entrerríos (1), Dinart (1), Stefansson (8, 2 penalti), Dzomba (7, 1 penalti), -siete inicial-, Rutenka (7), Uríos (3), Jacobssen (2), Davis (-), Belaustegui (1), Sterbik (ps), Fis (2).
MAGDEBURGO: Bitter; Sprenger (6), Bielecki (4), Sigurdsson (2), Traczyk (8, 1 penalti), Vugrinec (3), Atlason (5), -siete inicial-, Stiebler (-), Theuerkauf (-), Rojewski (-), Heinevertter (ps).
Parciales: 4-1 (5'), 6-3 (10'), 9-9 (15'), 12-11(20'), 16-14 (25'), 19-16 (descanso), 24-18 (35'), 28-20 (40'), 31-22 (45'), 31-24 (50'), 34-25 (55'), 37-28 (final).
Arbitros: Josic y Rudic (Croacia). Excluyeron por dos minutos a Belaustegui por el Ciudad Real y a Sigurdsson por el Magdeburgo.
Incidencias: Final de la Supercopa de Europa de clubes disputada en el palacio municipal de deportes de León ante unos 5.500 espectadores, con la presencia de más de medio millar de aficionados del Ciudad Real.
Efe
El Ciudad Real sigue ganando prestigio internacional y sumó ayer su primera Supercopa de Europa, que une a las dos Recopas conquistadas, después de ofrecer un recital en la final ante el Magdeburgo alemán, que tan solo fue capaz de aguantar a los manchegos en la primera mitad.
Este éxito supone de paso el primero de su técnico Talant Duishebaev en el banquillo, algo a lo que restó trascendencia tras el choque al señalar que «la obligación es la de luchar por todos los títulos y los de mayor importancia siguen siendo la Liga ASOBAL y la de Campeones, que son dos auténticos maratones».
El equipo manchego inició el encuentro a tope de revoluciones y desconcertó a un Magdeburgo que tardó en entrar en el partido y vio como su rival se escapaba muy pronto en el marcador, 4-1, minuto 3, lo que daba la impresión de convertirse en un monólogo del equipo español.
La defensa 6-0 alemana permitió la igualdad en el electrónico, ya que los contragolpes alemanes se sucedían ante el marco de Hombrados. Los manchegos se basaban en la inspiración de Rutenka y la habilidad de Uríos en el pivote, para llegar al descanso 19-16.
El 3-0 de inicio en el segundo periodo marcó ya el resto del encuentro, porque el Magdeburgo pareció acusar el golpe y, con un equipo diezmado por las ausencias y pagando el alto ritmo de la primera parte acabó entregando sus opciones a un Ciudad Real «hambriento» de título que dejó todo resuelto en los siete primeros minutos cuando se escapó de manera definitiva, 27-18.