José Antonio Diego|BERLIN
Europa y Sudamérica, convocadas a librar la gran batalla de las confederaciones en el Mundial de Alemania, expulsaron al resto de representaciones continentales y alcanzaron los cuartos de final dejando en el camino restos de su ejército en igual proporción.
Europa, que ha ganado con una sola excepción (Brasil, en Suecia'58) los nueve Mundiales disputados en su territorio, alineó a 14 equipos en la formación de salida de Alemania 2006 y Sudamérica uso a cuatro, menos de la tercera parte.
En el recuento de los ocho mejores, los ejércitos se han reducido en proporción muy similar: Europa cuenta con Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, Portugal y Ucrania para hacer frente a una representación sudamericana reducida a sus dos gigantes, Brasil y Argentina.
Por el camino quedaron las demás confederaciones: Asia no superó la primera fase; Africa llevó a Ghana hasta octavos; Norteamérica, Centroamérica y el Caribe tuvo a México en la ronda de 16 y Oceanía a Australia, pero todos ellos regresaron a casa después de octavos.
Europa y Sudamérica frente a frente. A eso se reduce ya la guerra del Mundial al cabo de 56 partidos. Los ocho últimos están reservados a los verdaderamente grandes: seis campeones del mundo (Brasil, Alemania, Italia, Argentina, Francia e Inglaterra) y dos advenedizos (Portugal y Ucrania).
El partido Alemania-Argentina, que remite a las finales de 1978 y 1990, condensa, ya en cuartos de final, el enfrentamiento continental Europa-América entre dos grandes potencias que suman cinco títulos mundiales.
Alemania, tres veces campeona y otras tantas finalista, segunda en la clasificación histórica de los Mundiales por detrás de Brasil, recibe en casa a Argentina, que tiene dos títulos, ha sido otras dos veces finalista y ocupa el cuarto puesto en la clasificación general de la Copa del Mundo, por detrás de Italia.
La selección de Juergen Klinsmann constituye la gran esperanza de Europa para equilibrar la balanza de títulos, que ahora favorece a Latinoamérica (9 coronas frente a 8 europeas), en tanto que Sudamérica se enfrenta al reto de conquistar por segunda vez un título en Europa, un territorio casi inexpugnable para los equipos del continente americano.
Sólo uno de los cinco títulos de Brasil fue conseguido en suelo europeo y desde entonces han transcurrido 48 años. Brasil puede presumir de ser el único equipo americano que ha sido capaz de imponer su hegemonía en Europa. En 1958 la legendaria selección canarinha de Didí, Garrincha, Vavá, Pelé y Zagalo batió en la final por 5-2 a los anfitriones, Suecia.
Argentina, campeona del mundo como anfitriona en 1978 y luego en México'86, sólo ha llegado una vez a la final en territorio europeo, en Italia'90, y para perderla precisamente frente a Alemania: Andreas Brehme, de penalti en el minuto 84, sentenció la contienda.
El quinto Mundial logrado por Brasil en Corea-Japón 2002 colocó a Sudamérica con una ventaja de un título sobre Europa en la historia del máximo torneo futbolístico. Sudamérica sumó nueve títulos, mientras Europa sigue con ocho.