El pasado 8 de julio, en la zona de Cala Tarida, un guarda de la Sociedad de Cazadores de Sant Josep localizó y capturó un ejemplar de culebra bastarda (Malpolon monspesulanus), una especie venenosa que no se avistaba en Ibiza desde 2010. Este hallazgo, según expertos, podría indicar que aún persisten ejemplares en la isla o que la especie ha sido reintroducida de forma accidental.
La culebra bastarda, conocida como serp verda en catalán, fue la primera serpiente documentada en Ibiza en 2003. Aunque su presencia dejó de detectarse a partir de 2010, este reciente avistamiento ha reavivado las alertas sobre las especies invasoras de reptiles que afectan gravemente a la biodiversidad de la isla.
El ejemplar capturado medía entre 120 y 140 centímetros y fue encontrado en una de las trampas instaladas para el control de la plaga de serpientes, una iniciativa financiada por el Ayuntamiento de Sant Josep. La culebra bastarda se distingue de otras especies presentes en Ibiza, como la serpiente de herradura (Hemorrhois hippocrepis) y la de escalera (Zamenis scalaris), por su capacidad de inocular veneno. Según Antònia Maria Cirer, doctora en Ciencias Biológicas, este veneno, utilizado para inmovilizar a sus presas, no representa un peligro significativo para los humanos salvo en situaciones extremas, como introducir un dedo en la boca del reptil. La proliferación de serpientes en Ibiza, introducidas negligentemente hace dos décadas en troncos de olivos ornamentales importados de la Península, ha generado un grave desequilibrio ecológico. Una de las consecuencias más preocupantes ha sido la drástica reducción de la población de lagartijas endémicas, un símbolo de la fauna local.
El trampeo organizado por la Sociedad de Cazadores es una de las pocas estrategias para controlar la expansión de estas especies invasoras.
El hallazgo de la culebra bastarda subraya la complejidad de frenar la expansión de las especies invasoras en Ibiza. Aunque las capturas de serpientes han aumentado, la erradicación completa parece inalcanzable, dejando en el aire el desafío de proteger la biodiversidad de la isla frente a amenazas externas.
"La erradicación completa parece inalcanzable" dicen. Se puede erradicar a cualquier especie, lo que no hay es voluntad de hacerlo.