Europa Press
El entrenador del Sevilla, Juande Ramos, se mostró conciliador y deseoso de evitar polémicas, tras recibir ayer el alta médica en la clínica Sagrado Corazón, donde fue ingresado el miércoles por la noche tras recibir en la cabeza un botellazo en el derbi copero jugado ante el Betis. «No se puede responsabilizar de todo lo sucedido a toda la afición del Betis. De entre 50.000 personas siempre hay cuatro cafres que la lían. La verdad es que nunca esperas que suceda algo así», precisó.
El preparador ha pasado la noche en observación, pero ya ha superado lo peor. «Estoy bien, dentro de lo que cabe. Las pruebas han dado negativas, tanto al llegar al hospital como esta mañana tras toda la noche de reposo». No obstante, Juande llegó a perder la consciencia e incluso no se acuerda de lo que pasó tras recibir la agresión. «La verdad es que no recuerdo nada desde el descanso. Sólo las imágenes que he visto esta mañana son las que tengo. La botella me dio en la espalda y en la parte posterior de la cabeza. No recuerdo en ningún momento lo que pasó. Pero después de la tensión de la UVI móvil, cuando recuperé la consciencia, volví al vestuario porque los jugadores estaban muy nerviosos y quería tranquilizarles», declaró.
Ramos apuesta por no echar más leña al fuego. «Los profesionales somos los menos culpables», dijo, aunque recordó que con anterioridad al botellazo «ya habían caído muchos más objetos, incluso una bengala». Por lo tanto, confía en que lo sucedido sirva para evitar que hechos similares se repitan en un futuro. «Si no cortamos esto de raíz, acabaremos como en Italia y en los países sudamericanos», concluyó.