Javier G. Ochoa MELBOURNE
Fernando Alonso (Renault) realizó una gran carrera en el Gran Premio de Australia, primera prueba del mundial, recompensada con un cuarto puesto, muy por encima del valor de su coche, mientras que el británico Lewis Hamilton (McLaren-Mercedes) dominó la carrera con autoridad.
La carrera de ayer fue casi un calco de la de Canadá del año pasado, con tres intervenciones del coche de seguridad, que no beneficiaron en nada al español, pero en las últimas diez vueltas, era el décimo y último, recuperó seis posiciones con sus adelantamientos y las roturas ajenas.
Poco antes de que se liberara la carrera por última vez, iba a ganar tres posiciones, ya que el japonés Kazuki Nakajima (Williams-Toyota) se llevaba por delante al polaco Robert Kubica (BMW) en la penúltima curva, y el brasileño Rubens Barrichello, que al final de la carrera sería desclasificado por incorporarse a la pista con el semáforo rojo, era sancionado con una parada en boxes por repostar con los boxes cerrados.
Doble pasada
Los dos siguientes adelantamientos serían en perjuicio de los finlandeses Kimi Raikkonen (Ferrari) y Heikki Kovalainen (McLaren-Mercedes) de cuya lucha se aprovechó Alonso para pasarles de una tacada. La rotura del diferencial del francés Sebastien Bourdais (Toro Rosso-Ferrari) le haría auparse al cuarto puesto a tres vueltas del final, pero entonces le quedaba lo peor, mantenerse al abrigo de los ataques de Kovalainen y su muy superior McLaren-Mercedes.
En la penúltima vuelta después de haberse emparejado en las últimas curvas Kovalainen lograba pasar a Alonso, pero el finlandés en plena recta de meta, cuando se quitaba un protector de la visera del casco, tocaba el botón del limitador de velocidad para boxes, como Hamilton el pasado año en Brasil, y eso permitía a Alonso adelantarle en la última vuelta y mantener un cuarto puesto, tan merecido como inesperado.
Los Mclaren-Mercedes han demostrado una superioridad aplastante en esta carrera lo que le ha permitido a Lewis Hamilton dominar a placer.
El inglés, en una carrera en la que tan solo han terminado rodando ocho coches, no ha cometido el más mínimo fallo y ha sumado la quinta victoria de su carrera deportiva y vuelve al liderato del mundial.
En una carrera condicionada por el coche de seguridad, cuyas dos últimas salidas correspondieron con los periodos de repostar, BMW confirmó su potencial con el segundo puesto del alemán Nick Heidfeld y lo mismo se puede decir de su compatriota Nico Rosberg que dio su primer podio a él mismo y a Williams-Toyota.
La carrera de los pilotos de Ferrari, Kimi Raikkonen y Felipe Massa, que han protagonizado varias salidas de pista, y la de la escudería en general, con dos motores rotos, no ha podido ser mas nefasta.
Massa se iba de frente contra las protecciones en la segunda curva cuando luchaba por el tercer puesto con Kovalainen, tras la salida y tenía que detenerse primero para cambiar el morro de su coche y luego para repostar cuando se liberaba la carrera en la segunda vuelta, para retirar los restos de cinco coches accidentados en la primera curva.
Luego colisionaría con el británico David Coulthard (RBR-Renault) en la primera curva y al final el motor le dejaba tirado en la pista. Después del segundo coche de seguridad, a mitad de carrera, después de que en Ferrari no pararan a Raikkonen para repostar, este al liberarse la carrera intentaba adelantar a Kovalainen y terminaba espectacularmente fuera de la pista e inmediatamente se paraba en boxes, lo que le relegaba a la última posición.
Nueva remontada de Raikkonen y nueva salida de pista a intentar adelantar al Toyota del alemán Timo Glock, que sería el protagonista involuntario del tercer coche de seguridad al perder el control de su coche, coger un bache en la hierba fuera de la pista, salir volando y desintegrarse al caer en la pista. Por último el motor, al igual que el de Massa, volvía a dejar parado el coche de Raikkonen junto en la calle de entrada a boxes.