El deporte colectivo balear vive uno de los momentos más bajos a nivel de resultados que recuerda en su historia más reciente. Instalada en lo más alto de las principales modalidades deportivas, la comunidad se resigna a contemplar como las posiciones más peligrosas de la clasificación tienen marcado acento balear. Desde los máximos exponentes, un Real Mallorca apostado en el último puesto de la Primera División del fútbol español, a un ViveMenorca que ha caído a la penúltima plaza de la ACB, pasando por la difícil temporada que los tres representantes de las Islas (Atlètic Balears, Eivissa y Peña Deportiva) protagonizan en la Segunda División B, sin dejar de lado el farolillo rojo de la División de Honor de fútbol sala propiedad del Fisiomedia Manacor, el panorama deportivo se antoja complicado, y las dificultades económicas que todos ellos atraviesan, un punto en el que se une el Bàsquet Mallorca de la LEB Oro, auguran un porvenir poco alentador.
La crisis se ha convertido en un rival añadido para los equipos profesionales de Balears. Desde problemas en el pago de las fichas, ausencia de patrocinadores, constantes cambios en los banquillos y en la plantilla, deudas institucionales, o el singular caso de un Real Mallorca que ha variado el organigrama de su SAD sobre la marcha, muchos equipos contemplan dificultades para cubrir sus presupuestos y cerrar la temporada en curso.
Medidas
Iniciativas para recaudar fondos como las arrancadas por el Bàsquet Mallorca, como la puesta a la venta de un calendario o una camiseta, han sido los primeros síntomas de que las cosas pueden ir a peor para cerrar este ejercicio.
Las cuentas no le salen a más de un club. Uno de los más destacados es un Fisiomedia Manacor que ha tenido que modificar su libro de ruta con la temporada en marcha, reduciendo su presupuesto casi al 50%, quedando cerrado en un millón de euros. A ello se une la marcha de su presidente, Miquel Jaume, el SOS lanzado desde el Govern y el problema de instalación que arrastran, teniendo que jugar en el exilio del Palau d'Esports de Inca.
El gran exponente del deporte balear vive un momento especial. Auditándose sus cuentas tras la salida de Vicenç Grande, el Real Mallorca se ha abonado a las plazas de descenso, y una hipotética pérdida de categoría forzaría la puesta en marcha de un concurso de acreedores. Su presupuesto de gastos se sitúa entre los 36 y los 44 millones de euros, y será la permanencia en Primera División la que definirá el futuro más inmediato de la entidad ahora presidida por Mateu Alemany.
Sin dejar el fútbol, la opción de que Atlètic Balears, Eivissa y Peña Deportiva regresen a Tercera División provocaría una cascada de descensos a partir de esa categoría. Los de la Vía de Cintura manejan un presupuesto de 900 mil euros, aunque el relevo en el banquillo y las altas y bajas en la plantilla, además de la pérdida de ingresos en diferentes partidas, podrían desequilibrar las cuentas. El Eivissa presenta unas cuentas de 2'3 millones de cara al curso 2008/09, aunque pronto empezaron los problemas económicos, agravados por el reatrso del proceso de conversión en Sociedad Anónima Deportiva, mientras la Peña Deportiva aterriza con 900 mil euros en el zurrón.
El deporte de la canasta mira hacia Maó. Y es que el ViveMenorca se ha apostado en la penúltima plaza. Sólo desciende el último, y el penúltimo lo haría en caso de que el Obradoiro oficializara su inscripción en la ACB. Todo es posible para un club que maneja un presupuesto de 6'2 millones y que aguarda con inquietud la llegada de un millón reivindicado al Govern.
La mala situación deportiva también afecta a otros equipos de la isla. En baloncesto: al Eivissa Bàsquet, en Liga EBA, y el Can Cantó, en Primera masculina; en balonmano, al HC Puig d'en Valls, de Primera femenina, y en fútbol, al Atlético Jesús de juveniles. Son malos tiempos para el deporte balear.