Jorge Lorenzo sigue demostrando que el título de MotoGP no es una quimera. Que va en serio y está dispuesto a dinamitar la lógica y plantar cara a un compañero de equipo que se ha convertido en el rival más temible. Valentino Rossi clamaba vendetta en Montmeló, tras verse apartado de la gloria en su terreno, y no va a dejar escapar la oportunidad de devolverles el golpe recibido en Mugello. Eso sí, Barcelona volvió a dejar claro que el Mundial es cosa de tres. Los mismos que copan la primera línea de una parrilla que echa chispas. El propio Rossi y un Stoner en plenas facultades dieron forma a un vibrante pulso del que se vio apartado de nuevo un Dani Pedrosa que acabó rodando por la gravilla cuando empezaba a entonarse, y es la gran incógnita para la carrera de hoy (14 horas, La 1).
El 99 fue el mejor en una tanda de oficiales asfixiante. A 52 grados a pie de pista, y con Rossi dispuesto a amargarle la fiesta, Jorge se puso las pilas para completar un simulacro de carrera que le permitió marcar la pauta en los primeros compases, haciendo valer las buenas vibraciones de los libres matinales y las prestaciones transmitidas a la M1.
Nuevo escenario
Stoner se apuntó al duelo que va camino de animar el Mundial de MotoGP, pero Lorenzo recordó una vez más quién es el más rápido, el que está en mejor forma y tiene menos que perder. La tercera 'pole' (ya la logró en Barcelona en 125, en 2004, y en 250 en 2007) debe servir para invertir la historia. Salir desde la posición preferente no es sinónimo de victoria para el ganador en Motegi y Le Mans. Lo hizo en Jerez (abandono por caída) y Mugello (2º), pero Catalunya debe marcar un punto de inflexión en la carrera por un liderato que tiene a cuatro puntos (90 de Stoner por 86 de Jorge) y que pretende asaltar ante los suyos.
Trece milésimas decidieron el nombre del ocupante de la 'pole', que durante muchos minutos alternaron los tres dominadores del curso. Lorenzo fue quien primero golpeó e imprimió un ritmo que empezó a encender las alarmas en los boxes de sus dos compañeros de viaje en el camino hacia la corona que defiende Valentino.
El de Tavullia decidió en el ecuador de la tanda que era el momento de presentar su candidatura, mientras Sete Gibernau intentaba aprovechar la rueda del doble campeón del mundo, provocando el enfado de su jefe de mecánicos, Ramón Forcada. Al final, todo quedó en una anécdota, y Lorenzo justificó sus gestos de indicación de adelantar «porque la moto me iba mal. Me enfadé, y lo he pagado con él, pero me disculparé», dijo. Sin bajar la guardia, Jorge observaba, probaba las gomas a calzar en carrera y ajustaba su M1 a un Gran Premi que apunta hacia condiciones extrema sobre el asfalto.
Dovizioso progresaba como alternativa en pleno frenazo a las aspiraciones de un Dani Pedrosa que volvió a besar el suelo cuando empezaba a recuperar las constantes vitales. Eso sí, el de Castellar saldrá octavo, pero arrastrando problemas físicos que le pueden pasar factura.
Con todo esto, se entró en dos minutos finales que prometían emociones fuertes. Rossi, Stoner y un Lorenzo a la expectativa se tanteaban, pero era el 46 el que marcaba la pauta en el crono. Hasta que Jorge, espoleado por la grada, decidió asestar ese golpe que le define. Firmó el giro perfecto (1:41.974), para dejar a Rossi a trece milésimas. Nada, un margen mínimo que evidencia la igualdad existente. Stoner se debía conformar con rodar casi medio segundo por encima del balear, y el siempre peligroso Dovizioso asomaba la cabeza desde la cúspide de una segunda línea en la que Elías se ganó un hueco.
Pulso asegurado
El pulso Lorenzo-Rossi está servido. Una nueva entrega del serial que va camino de animar el curso 2009. Con el permiso de Stoner, que hizo valer la velocidad punta de su Desmosedici, pero poco pudo hacer para contrarrestar la precisión en la frenada de sus rivales.
Lorenzo quiere sellar su particular 'triplete' en el mejor escenario posible, y de paso, sacarse la espina de Jerez. ¿La recompensa? Volver a mandar entre los mejores del planeta y dar otro paso hacia ese sueño que va camino de ser un objetivo tangible camino del ecuador del Mundial. Sería el triunfo número 25 -en todas las cilindradas- en su corta, pero dilatada trayectoria entre la aristocracia del motociclismo, en la que será su primera aparición sobre una 800 en Montmeló, ya que en 2008, tuvo que ver el Gran Premi desde la habitación del hospital tras sufrir una grave caída en los entrenamientos previos.
La de Lorenzo fue la puntilla a una jornada brillante para el motociclismo español. Las 'poles' de Barberá (250) y Julián Simón en 125, donde el mallorquín Luis Salom (Stop and Go Honda) se quedó lejos de su mejor ritmo (32º, a más de cuatro segundos y medio del manchego) y deberá trabajar el chasis para intentar luchar por meterse en los puntos.