Rafael Ramírez será el nuevo entrenador del CTT Santa Eulària, un club en pleno crecimiento y que la próxima temporada contará con un equipo en División de Honor masculina y otra en la Primera División femenina. «Lo que me ha convencido a fichar por el Santa Eulària es su proyecto deportivo, que es muy ilusionante. Pero no sólo por el equipo de División de Honor, que al fin y al cabo es una cuestión de talonario y de tener dinero de los patrocinadores. El objetivo es trabajar con la cantera e intentar formar una buena base de jugadores, lo que supone hacer una labor de captación y de promoción en la escuela. Todo para que, en un futuro próximo, se juegue en División de Honor con gente de Eivissa», señala Ramírez.
El entrenador, que además de participar en el torneo internacional como jugador vino a Eivissa a ayudar en labores de organización, asegura que en principio fichará por una temporada por el conjunto de Santa Eulària. «Prefiero ir año a año y luego ya se verá, aunque mi idea sería quedarme en este club durante bastante tiempo. Sin embargo, prefiero esta fórmula, porque así no hay ataduras por ninguna de las dos partes», señala.
División de Honor
Ramírez, que este año estaba colaborando con la Federación Balear de tenis de mesa, llegará al club con otro entrenador-jugador que es Ricardo Jiménez con el objetivo de que el CTT Santa Eulària siga progresando como club. «Es la primera vez que un equipo balear masculino militará en División de Honor y lógicamente la intención es hacer un buen papel, aunque eso dependerá del dinero con el que contemos. En un principio en el equipo estará Marc Lanchón, que regresa al club del TT Sant, mientras que el resto de jugadores dependerá de la disponibilidad económica. Si hay dinero habrá más fichajes; sino, tendremos que jugar otro jugador y yo. También intentaremos el ascenso a División de Honor con el equipo femenino», añade.
El club, eso sí, tendrá que lamentar la baja de Andrei Birlan y de su familia, que se marcha la próxima temporada al CajaSur Priego.