El San Rafael fue mucho San Rafael para un Atlètic Balears que no pudo hacer nada para romper el sólido entramado defensivo del equipo de Mario Ormaechea. El teórico gran favorito al título, con el permiso de la Peña Deportiva Santa Eulària, no fue el lobo tan fiero que se esperaba en el Municipal, pero también es verdad que el cuadro azulón es mejor de lo que parece. Por eso, no hay que restarle ni un ápice de mérito a la victoria por 2-0 del San Rafael sobre los discípulos de Pedro Mariano. El cuadro rafeler fue mejor y punto, y su gran arranque liguero, con seis puntos de seis posibles, le permite auparse momentáneamente a la cima de la tabla clasificatoria. Impresionante.
El cuadro de Mario Ormaechea labró la victoria en su trabajo en la retaguardia. Por algo no ha encajado ni un solo gol en 180 minutos. Todos van a una y pelean con uñas y dientes por mantener la puerta a cero. Y es que eso, de antemano, ya te garantiza un punto. Si, además, unimos el acierto rematador de jugadores como Julio -un auténtico correcaminos-, y Adrián Ramos, tal y como ocurrió ayer, la recompensa crece.
El encuentro fue una auténtica batalla de gladiadores. Las interrupciones fueron continuas, fruto, sobre todo, de las innumerables faltas cometidas a lo largo de los 90 minutos. Las dos escuadras querían los tres puntos a toda costa y eso endureció el juego por momentos. Hasta seis tarjetas amarillas, dos de ellas para Pedro, mostró el colegiado, a quien incluso le tembló el pulso a la hora de enseñar alguna que otra más.
En concreto, la dureza comenzó después de que el San Rafael se adelantara en el marcador en el minuto 13, un número que ayer sólo fue fatídico para el Atlètic Balears. La única gran jugada colectiva prácticamente de todo el partido la culminó en gol Julio tras un sensacional pase de Carlos Fernández. Ahí comenzó la guerra. El San Rafael no estaba dispuesto a ceder su ventaja y el conjunto mallorquín quería neutralizarla, pero sabía que otro error podría costarle muy caro. De esta batalla salió triunfador el equipo de Mario Ormaechea, que sólo tuvo un fallo, en el minuto 33, cuando una mala cesión de Adrián Rosa a su portero Torres no supo aprovecharla Peter en su intento de vaselina. Fue la única vez que se encogió el corazón de los aficionados locales en el primer acto.
Buti pedía calma a los suyos, que alternaban una defensa cerrada con presión en primera línea. Los delanteros eran los primeros en defender y eso facilitó las cosas al San Rafael, que reclamó penalti por una posible mano dentro del área en una falta ejecutada por Julio en el minuto 39.
A defender
Tras el descanso, el decorado cambió notablemente. Los locales se centraron más en defender y cedieron el balón al Atlétic Balears, que siguió sin encontrar la manera de perforar las mallas azulonas. Quizá por eso sólo rozaron la igualada en un lanzamiento directo de falta en el 71' de Llisto, quien estrelló el balón en la mismísima cruceta. La posterior expulsión de Pedro, que había sabido destruir continuamente la elaboración del Balears, dio esperanzas a los visitantes. Sin embargo, todas se disiparon tras el golazo de Adrián Ramos en la prolongación, cuando recogió un saque en largo de Torres para marcharse de su marcador con un control orientado y superar por alto al portero. Como dijo Ormaechea, «que nos quiten lo bailao».