Pilar Escandell (Eivissa, 12-10-1984) es la primera jugadora española que ha conseguido una medalla continental para España en tenis playa. Lo logró hace ocho días en San Marino, en la modalidad de dobles mixto, tras finalizar tercera. También acarició un metal en el dobles femenino, pero acabó cuarta. El logro tiene más mérito si se tiene en cuenta que la ibicenca carece de un plan estricto de entrenamiento y que no se entrega en cuerpo y alma, como otras jugadoras, a este deporte. Lo suyo es innato.
—¿Qué siente al ser la primera española que consigue medalla en un Europeo de tenis playa?
—Estoy muy sorprendida, emocionada y orgullosa, porque para nada me esperaba los resultados obtenidos. Fui al campeonato como una más, pero empecé a pasar un partido tras otro y me planté en las semifinales de dos modalidades. Venía haciendo buenos resultados, pero ni yo ni nadie imaginaba que podría conseguir una medalla.
—¿No se habían conseguido medallas en España porque el nivel aquí es bajo o porque los demás son realmente buenos?
—–Italia siempre ha dominado y se ha metido siempre en los podios. España lleva cuatro años participando en Europeos y nadie había conseguido subir al podio. También es cierto que la federación no apostaba por nosotros y no nos enviaba a citas continentales o mundiales.
—Rozó el doblete con Rosa María Sitjà, pero no pudo conseguir ese otro metal.
—En semifinales nos tocó medirnos a las subcampeonas del mundo y juegan realmente bien. Acto seguido me tocó actuar en la semifinal mixta. Fue un partido durísimo que perdimos en el tercer set. Me desgasté mucho y en seguida me pusieron a jugar por el tercer puesto femenino. Las rusas estaban bastante más frescas y perdimos por un doble 6-4. Son jugadoras complicadas. Tienen la ventaja de que juegan todo el año en ‘indoor', mientras que Rosa y yo lo hacemos cuando nos vemos, porque ella vive en París y yo, en Eivissa. Es diferente.
—¿Qué le hace falta a este deporte para ganar fuerza?
—Un poco de publicidad, promoción e interés por parte de la federación. Los jugadores que estamos saliendo lo hacemos sin ningún tipo de apoyo por su parte y los resultados obtenidos son muy buenos. Los chicos también quedaron terceros y España acabó subcampeona europea por naciones. Hace falta que la federación apueste por nosotros. Por ejemplo, el Campeonato de España se debía hacer en dos semanas y ahora resulta que es en octubre, en Melilla. No nos pagan los billetes ni nada. Es complicado avanzar si te ponen dificultades en un deporte en el que no se gana tanto dinero.
—Con el tenis como primer espada, debe ser difícil encontrar ayuda.
—No pedimos que nos igualen al tenis, porque es imposible, sino un poco de interés. Este deporte está creciendo, sobre todo en Italia, donde muchos clubes me han querido llevar allí para jugar con ellos.
—¿Imaginaba un éxito así cuando abandonó el tenis?
—Para nada. Comenzó siendo un hobby.
—¿Cuántas horas de entrenamiento dedica al tenis playa?
—Muy pocas. En la Isla no entreno nada. Me mantengo en forma yendo a los gimnasios. Cuando hablaba con otras jugadoras y me decían que llevaban tres meses entrenándose para el Europeo, me quedaba callada. Eso es lo impresionante de esto. La gente de Eivissa alucina, porque yo estoy trabajando continuamente.
—¿Cómo reaccionan sus amistades cuando les dice que éste es su deporte favorito?
—Mis amigos cercanos lo conocen cada vez más, porque me han visto salir en prensa alguna vez, pero es verdad que alucinan un poco porque ven mi vida laboral diaria y no parece posible obtener esos resultados. De hecho, yo soy la primera que está sorprendida.
—¿Cuáles son sus próximos objetivos?
—Vamos a mandar una carta a la Federación Española para que nos lleve al Mundial el año que viene. El año pasado no quisieron llevarnos. Realmente pienso que podemos hacer un gran papel, porque el buen nivel está en Europa, aunque en Japón y Brasil se está jugando bien. Lo pedimos porque creemos que podemos hacer algo bueno.