La Peña Deportiva continúa una semana más sin poder romper la racha de resultados negativos en la que está inmersa y anclada como farolillo rojo de la clasificación con tan sólo tres puntos. No obstante, aunque ayer volvió a perder en casa por 1-2 ante el filial del Espanyol, cabe decir también que el conjunto de Raúl Casañ demostró su carácter en una segunda mitad en la que tiró de orgullo y creyó firmemente en la posibilidad de remontar el 0-2 en contra con el que se alcanzó el descanso.
Aunque en los instantes previos al comienzo del encuentro se vivieron unos bonitos momentos de confraternización, con motivo del homenaje que le rindió el Espanyol al ibicenco Toni Arabí, mítico jugador y capitán de los periquitos en la década de los años 80, pronto se vio, una vez que empezó a rodar el esférico, que el equipo visitante no venía a Santa Eulària a perder el tiempo. El Espanyol se posicionó y se hizo enseguida con el dominio del balón para intentar encarrilar una victoria por la vía rápida.
Así, a los 16 minutos, Izan Checa, aprovechando una falta en la frontal del área local, lanzó magistralmente la pelota, picándola al palo izquierdo, para perforar la meta peñista haciendo inútil la estirada del portero Sisa.
Por su parte, la Peña, maniatada por la presión y el juego de los visitantes, apenas fue capaz de hacer circular el balón ni de generar peligro serio en las inmediaciones de los dominios del guardameta Joan.
Así las cosas, en el minuto 24, Pau Salvans se metió hasta la cocina buscando la línea de fondo, y cuando parecía que el balón se le iba fuera, fue inocentemente trabado en falta por un defensor. Iván Gil se encargó de ejecutar con acierto la pena máxima para hacer subir el 0-2 en el marcador.
Tras el descanso, la Peña reaccionó y tiró de coraje en busca de recortar diferencias, algo que consiguió Montalbán, de penalti, en el minuto 66.
Poco después fue expulsado Izan Checa, el mejor de los visitantes, con doble amarilla por pérdida de tiempo. Ahí la Peña vio su oportunidad y se volcó al ataque para ir a por el empate, aunque lo hizo con más corazón que cabeza, quedándose al final sin premio a su gran esfuerzo.