Toni Marí, más conocido como Buitre, repitió el gran éxito del año pasado al quedar tercero este fin de semana en la segunda edición del Ibiza Marathon. Por el corredor ibicenco parecen no pasar los años y aseguró que, pese a que tarde o temprano saldrá del podio, intentará «alargar esto lo máximo posible».
—Por lo que dijo tras la prueba, parece que tenía claro que acabaría tercero o cuarto.
—Mejor dicho, pensaba que como resultado obtendría un tercero o cuarto puesto, pero no hay nada seguro. Era mi meta más elevada. Cuando uno ve que vienen dos chicos de Kenia, tiene que empezar a mirar de ahí para abajo. A ellos no se les puede meter mano. Es imposible.
—¿Cómo recuerda ese instante en el que cruza la meta?
—Como el año pasado, con multitud de pensamientos bonitos y positivos por el trabajo hecho durante los entrenamientos. Me acordé de la ayuda de mi primo Adrián Guirado y recibí felicitaciones de compañeros de entrenamiento o trabajo, así como de amigos de la infancia y más gente. Todo fue perfecto.
—¿A quién dedica este nuevo éxito?
—Al pequeño equipo que tengo, con Mariano Riera como entrenador, Ana López como fisioterapeuta y mi mujer. También a Adrián Guirado, mi ayudante durante la carrera, que lo hizo muy bien, y su club, la Peña Deportiva, que lo cedió y él hizo una modificación en su calendario. Es digno de agradecer que no pusiera impedimentos.
—¿Ha sido difícil mantener el listón?
—Igual no andaba tan fuerte como este año como el anterior, pero tampoco estaba mal. Corredores como nosotros, que somos amateur, dependemos mucho del cartel y los corredores que vienen de fuera. Yo sabía que quería estar siempre al tanto de las posiciones de podio o hasta del sexto puesto. Al final, conseguimos lo que buscábamos.
—¿El entrenamiento fue similar al del año pasado o sufrió modificaciones?
—Ha sido prácticamente el mismo. Lo que pasa es que venía de hacer el Maratón de Valencia y no me recuperé bien del todo. Cuando vas viendo que los tiempos en los entrenos no salen exactamente igual, parece que te comes un poco la cabeza, pero, al final, todo salió bien con los ánimos de la gente y la ayuda de Adrián, que me hizo un trabajo impagable. Salió todo rodado.
—¿Está contento con la marca?
—Sí, también. Fue prácticamente igual que la del año pasado. Este año decían que el circuito era suave, pero no lo tengo yo claro. Las cuestas no son tan largas, pero sí más empinadas, y eso tampoco ayuda mucho para correr de manera regular.
—Deduzco que las principales diferencias que ha notado entre esta edición y la anterior estriban entonces en el recorrido.
—Sí. La zona del Camino Viejo de Sant Mateu hasta el centro de conducción es un camino difícil de correr, con subidas prolongadas y bajadas que también cansan. Te destroza un poco. No es un circuito para hacer marca ni mucho menos. Es complicado.
—Otro año más hubo quejas sobre los cortes de tráfico. ¿Qué opinión le merece?
—¿Qué le quieres hacer? Lo que no puede ser es que haya coches y motos en medio del circuito. Quizá sí que perdemos un poco de comodidad, pero ha venido mucha gente de fuera. Creo que esto, más que una molestia, tiene que ser un halago para la isla por todo el colorido que le da.
—¿Cuáles son su próximos retos?
—Ahora quiero descansar y de cara al verano ya prepararé la Semimaratón y el Maratón de Valencia, en octubre y diciembre respectivamente. Irá todo sobre la marcha. Tampoco me quiero presionar mucho ahora con entrenar. Quiero pasarlo bien, descansar y llegar al verano con el cuerpo fresco.
—¿Es consciente de que, tras dos bronces seguidos, todos querrán verle de nuevo en el podio el próximo año?
—Sí. A mi fisioterapeuta le dije: ‘¿Ves? Ahora, el año que quede sexto o vigesimoprimero, la gente se preguntará qué ha pasado'. Soy veterano y esto se acabará. Eso sí, tampoco puedo pensar que voy a quedar en una posición que no sea la tercera. Va a pasar antes o después, pero vamos a intentar alargarlo lo máximo posible. El día que suceda, al menos lo habremos pasado bien.