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Karate / Actualidad insular

Cristina Ferrer cuelga el karategui

La laureada karateca ibicenca anuncia su retirada de la competición

Cristina Ferrer posa en 2018 con las medallas conseguidas en el circuito mundial de karate. | Arguiñe Escandón

| Ibiza |

Cristina Ferrer deja la competición. La karateca ibicenca anunció ayer en sus redes sociales su retirada tras muchos años de éxitos. El deporte pitiuso pierde a una de sus grandes figuras. La carrera de Ferrer se puede medir por la gran cantidad de medallas que guarda en su casa. Pocas personas pueden presumir de cosechar hasta 18 preseas internacionales, además de un sinfín de oros en citas nacionales. Dominó su categoría en España durante mucho años y paseó el nombre de Ibiza por los podios de todo el mundo.

A primera hora de la tarde de ayer, la del Samyd publicó una emotiva carta en la que recogía: «Aunque mi cuerpo me diga que todavía quiere seguir ‘bailando', mi cabeza y mi alma dicen que es el momento de pasar página para seguir avanzando, ya que la vida de deportista profesional te frena el resto de tus ‘vidas' (profesional, personal, social) y son muchos años».

La que fuese nombrada mejor deportista ibicenca en 2018 empezó a practicar el karate a los siete años en el Samyd. Su progresión la llevó a los 17 años a las categorías inferiores de la selección española. A los 20 ya peleaba con las mayores. Ahora, con 33 primaveras deja la competición con un montón de títulos a sus espaldas: campeona de Europa sub-21, campeona de Europa Universitaria, dos veces campeona de Europa por equipos, dos veces tercera de Europa individual, subcampeona y medalla de bronce en el Mundial por equipos, un oro, tres platas y cuatro bronces en la liga mundial de karate, tercera en los Juegos Mediterráneos y campeona de España en todas las categorías, además de otros torneos nacionales en los que dominó con mano de hierro.

En conversación telefónica con este diario reconoció que cuando echa la vista atrás, le cuesta escoger uno de esos momentos: «El otro día miraba fotos y hay tantos recuerdos. Quizás los Juegos Mediterráneos porque las ceremonias de apertura y clausura fueron una pasada. Fue algo muy bonito de vivir, pero también fue muy bonito conseguir las medallas en el Mundial. No sé, es difícil quedarse con un solo momento».

«Aparte de estos títulos, me llevo miles de experiencias que sin el karate no hubiera vivido y, además, he conocido a gente maravillosa que me ha acompañado en mi camino, en especial a mis señoras, Cris Vizcaíno y Laura Palacio. ¡Qué bonito ha sido a vuestro lado!», continúa el texto de la deportista ibicenca que se acordó especialmente de sus compañeras de selección.

También agradeció la confianza de la Federación Española y la Federación Balear, además de acordarse particularmente de una serie de personas «que sin ellas, yo no hubiera llegado hasta donde lo he hecho». «A Torres Cardona Jose y Fernando, quienes me enseñaron a amar mi deporte desde todas sus vertientes, a Anna Roig Mayans, quien me ‘espabiló', a José Puertas Ferres, que me mostró que mis posibilidades eran infinitas, a Miguel García Ibáñez La Feo, mi ídola, mi referente en el tatami y en la vida; a mi pareja Daniel Pérez Guillén, desde 2014 entrenando ‘solos', y desde hace unos años entrenando por mis objetivos; a Pedro, quien me hizo más fuerte; y a Inma Sayagués Roig, quien me ha hecho el final del camino más fácil y más agradable», enumeró.

Ideas claras
Esta retirada llega tras caer hace un par de semanas en el preolímpico celebrado en París, en la que fue su última gran cita internacional. Ferrer no pudo poner el broche de oro con su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio. Un sueño que no pudo cumplir, pero que no empaña su gran trayectoria.

La propia Ferrer reconoció ayer que tenía claro que su intención era bajarse del tatami en los Juegos, y si no lo lograba, el preolímpico sería su último gran baile.

La ibicenca abrió la puerta a participar en alguna competición en el futuro, pero ya lejos de los exigentes entrenamientos de la vida profesional. Ferrer podría volver a competir en alguna ocasión, pero «por puro ocio y si me lo pide el cuerpo».

Ferrer no solo triunfó en el exterior, también lo hizo en la isla, donde toda una generación de jóvenes karatecas vieron en ella todo un ejemplo y no son pocos los que sueñan con seguir sus pasos. Por el momento, seguirá relacionada al mundo del karate dando clases a los jóvenes, a la vez que intenta lograr plaza como profesora, ya que actualmente se encuentra en mitad de las oposiciones.

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