Las federaciones deportivas de Balears han hecho los deberes y, pese a las dificultades, derivadas de la pandemia, el periodo 2020-24 ya ha echado a rodar en la práctica totalidad de las territoriales. Hay contadas excepciones que siguen pendientes de cerrar sus procesos electorales y casos puntuales (tir de fona, montañismo y escalada) que han visto retrasado hasta el último momento este complejo procedimiento que ha llevado a renovar cerca de un tercio de las presidencias de estas entidades, pendientes del desarrollo de la futura Llei de l'Esport i l'Activitat Física de les Illes Balears para conocer los aspectos (limitación de mandatos, control de cuentas...) que afectarán a su funcionamiento corriente.
No ha habido grandes sorpresas, aunque sí cambios esperados en algunas de las federaciones con mayor palmarés e historia. Es el caso de vela (Catalina Darder), natación (Nuria Perea) o tenis (Cristóbal Bennàssar), donde se estrenan mandatarios, como en otras de menor relevancia en número de licencias, en algún caso incluso tras una moción de censura, tras unos meses en los que, incluso, la Direcció General d'Esports tuvo que apercibir seriamente a algunas federaciones al no haber cumplido con sus obligaciones en este capítulo.
Clásicos
Se mantienen dirigentes ya clásicos dentro del entramado federativo, como Miquel Bestard (fútbol), Manuel González Pando (motonáutica), Sebastià Rico (patinaje), Joan Mas (actividades subacuáticas), Carlos de España (salvamento y socorrismo), Miquel Àngel Bisquerra (judo y deportes asociados) o Antonio Navas (taekwondo) y se da continuidad a ambiociosos proyectos de renovación que arrancaron en el periodo 2016-20, como el liderado por Juanjo Talens a los mandos de la Federació de Bàsquet de les Illes Balears o el de Bernardino Jaume en la Federación Balear de Golf; al igual que otros iniciados con el mandato en marcha, caso de Fernando Gilet (ciclismo) o Rafa Cañellas (motociclismo).
Novedades
Dentro del extenso listado de 49 federaciones deportivas reconocidas por el Govern Balear destaca la ausencia del squash, que pierde su rango para convertirse en delegación, aunque sus responsables ya trabajan para recuperar ese estatus. Por contra, la halterofilia regresa a la esfera federativa de la mano de una serie de clubes que han puesto en marcha una nueva federación balear, liderada provisionalmente por una junta gestora que ha activado la maquinaria administrativa para llevar a cabo un proceso electoral con el que disponer de una junta directiva para este periodo.
La continuidad es la línea predominante, pero cada vez las renovaciones cíclicas -en algunos casos marcadas por los propios estatutos de las federaciones- van ganando terreno dentro del mapa federativo, que a falta de unos contados procedimientos en su fase ya definitiva, compone sus piezas para el periodo que desembocará en 2024 (y en muchos casos acabará en 2025), cuando vuelvan a convocarse elecciones, que pueden estar ya marcadas por las directrices de la nueva Llei de l'Esport.
Pese a la crisis sanitaria, el número de licencias deportivas no se ha resentido como se esperaba y eso hace mantener más vivo que nunca al tejido federativo, que abre una etapa pospandemia llena de desafíos.