Indignación y malestar en los equipos mallorquines de rugby que jugaron este sábado en Ibiza. El motivo, la falta de vestuarios y baños que obligó a los equipos a cambiarse a la intemperie y a buscar zonas de cierta intimidad para hacer sus necesidades. La ausencia de aseos se prorrogó durante unas cuatro horas hasta que el responsable de la instalación se encontró con un jugador que iba a defecar al aire libre, momento en el que dejó al presidente del Ibiza Rugby la llave de un baño para poder acudir en caso de necesidad.
Anna Martín, delegada del Shamrock, no ocultó su descontento por la situación que vivió su equipo. «Nunca me había pasado en todos los años que llevo en el rugby. Es violento que las chicas tuviésemos que ir a hacer nuestras necesidades en el campo, al aire libre, buscando un poco de intimidad, en un sitio en el que había mucha gente», lamentó. Así mismo se quejó de que la falta de vestuarios y duchas, que obligaron a que las jugadoras se cambiaran «en una especie de cuadra o gallinero que fue lo único que encontramos con paredes para no hacerlo delante de todo el mundo». Además, con durante el calentamiento y el partido de las chicas no había baño, algunas fueron en coches a un bar del pueblo para hacer sus necesidades. «Yo la verdad que oriné siempre en el campo, te acostumbras, pero no es cómodo», sentenció.
La delegada del equipo mallorquín reconoció que el lugar y el campo propiamente dicho «son muy bonitos», pero defendió que «si no está adaptado como una instalación deportiva, con vestuarios, duchas y baños, no debería utilizarse como tal».
La realidad es que una vez que terminó su partido tuvieron que esperar un par de horas más hasta que concluyó el encuentro de la liga masculina entre el Ibiza Rugby y El Toro. Lo hicieron sin poder cambiarse, empapadas en sudor y sintiéndose afortunadas de que no hubiese llovido, ya que de haber sido así lo hubiesen hecho mojadas, llenas de barro y con el frío que ya hace en este mes de diciembre.
En una línea muy similar se expresó la delegada de El Toro, Gabriela, que reconoció que el campo era «muy bonito», pero que jamás había jugado en un sitio sin vestuarios y baños, algo que «no se puede permitir». «Las chicas necesitamos en un sitio en el que no solo poder cambiarnos de ropa, también cambiarnos nuestras compresas y hacer nuestras necesidades», apuntó.
Entre los chicos también había descontento, aunque no tanto pudor, ya que se cambiaron a la vista de todo el mundo sin demasiados reparos. Si bien todos estaban aliviados porque no había llovido, algo que hubiese dificultado todo mucho más.
Una vez que terminó el partido del equipo masculino, los cuatro equipos se desplazaron en coches desde Sant Llorenç a Vila para poder ducharse y cambiarse en las instalaciones del San Pablo. Una suerte de la que no dispuso la árbitro que dirigió el encuentro femenino. Esta tenía programado el vuelo y no se podía quedar a esperar al partido masculino, teniendo que irse del campo sin poder ducharse y planteándose poner un queja formal a la Federación Balear de Rugby por la falta de vestuarios y baños.
Alquilado por Vila
Cabe recordar que es el Ayuntamiento de Vila el que paga el alquiler de esta instalación, ya que una vez que el rugby fue expulsado de la parte central de la pista de atletismo se quedó sin un espacio en el que jugar. En Sant Llorenç celebran sus partidos desde el año pasado, pero en aquel entonces sí contaban con vestuarios, duchas y baños, un espacio que ahora mismo el propietario de la finca tiene alquilado para otros usos. Desde el Ibiza Rugby están pendientes de tener una reunión con el Patronato para intentar buscar solución a esto. No se descarta que si no se pueden utilizar los vestuarios del año pasado se tengan que instalar unos portátiles como los que hay actualmente en Can Misses 3.